07 dic. 2025

Un fotógrafo ruso acoge a refugiados ucranianos en Praga

El fotógrafo ruso Pavel Oskin lucha a su manera contra el presidente ruso Vladimir Putin al abrir sus puertas a los refugiados ucranianos y ayudarlos a encontrar un trabajo en Praga, la capital de República Checa.

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Una refugiada ucraniana es vista en el centro de refugiados establecido por Pavel Oskin, fotógrafo de origen ruso en Praga el 29 de abril de 2022.

Foto: AFP

Con la ayuda de algunos amigos, el fotógrafo ruso Pavel Oskin, de 48 años, transformó una antigua tienda vietnamita que iba a ser destruida en una casa de acogida. Actualmente el lugar, situado en el norte de la capital checa, acoge a 16 ucranianos, pero hay espacio para unos diez más.

“Sé tomar fotos y podría ir a la guerra, pero seré más útil aquí”, explica a la AFP Oskin, un aficionado de las Harley Davidson.

“Mientras (el presidente ruso Vladimir) Putin siga esta lucha, yo responderé así (...). Esta es mi guerra”, continúa. Su teléfono móvil no para de sonar.

Este fotógrafo de paisajes, que viaja por todo el mundo para promover su arte, se trasladó de Rusia a Praga en 2008.

“Mi hija tenía seis años y Putin ya estaba en el poder. Me di cuenta de que allí no había futuro”, dice.

Tras la invasión de Ucrania por Rusia el 24 de febrero, recaudó unos 20.000 dólares a través de Facebook para su proyecto.

El fotógrafo de origen ruso Pavel Oskin reclutó a algunos amigos para que lo ayudaran a convertir un centro de refugiados que ahora es el hogar de 16 ucranianos y puede albergar a docenas más.

El fotógrafo de origen ruso Pavel Oskin reclutó a algunos amigos para que lo ayudaran a convertir un centro de refugiados que ahora es el hogar de 16 ucranianos y puede albergar a docenas más.

Foto: AFP

La clave de WiFi: “Gloria a Ucrania”

Después de que la organización local Casa del Bien (“House of Good”, en inglés) contribuyera a su causa, Oskin tuvo suficiente dinero para financiar la renovación de la antigua tienda.

“Tenemos dos cocinas, 10 regaderas y 10 baños”, explica, parado en el pasillo de entrada donde los habitantes de la capital checa llegan para regalar todo tipo de objetos, como bicicletas y patinetas para los niños.

El pasillo está dividido en dos. De un lado está la sala de juegos para los niños –con futbolín y equipamiento de escalada– y del otro, una zona para los adultos.

El apoyo está en todas partes. Hasta en la red WiFi. Se llama Slava_Ukrajine (Gloria a Ucrania) y su contraseña es GerojamSlava! (Gloria a los Héroes).

Maiya Kiselevich, una refugiada que llegó de la ciudad portuaria de Odesa, manejó durante una semana para llevar a sus dos hijos y su hermana hasta Praga. Durante el camino pasaron por Moldavia, Rumanía, Hungría y Eslovaquia.

“Estamos muy agradecidos con todo el mundo”, dice a la AFP.

“Cuando empezaron a caer los cohetes, fue terrible y realmente difícil sicológicamente. Así que decidimos huir. Fue especialmente duro para los niños”, cuenta.

Buscar un empleo

Kiselevich es una de los 300.000 refugiados ucranianos que llegaron a República Checa desde el inicio de la guerra. Llegó el 9 de marzo y se quedó primero en otra casa de acogida antes de llegar con Oskin.

“Los niños pueden jugar en la sala de juegos. Aquí todo es nuevo, el colchón, las camas, todo para que podamos vivir una vida plena”, opina.

El fotógrafo, que acogió a otros 15 refugiados, dos gatos y un perro, trata ahora de buscarles un trabajo.

“Las primeras preguntas que hacen no es dónde se quedarán, sino lo que harán”, explica.

Kiselevich, que solía formar a futuros empleados en el sector de la hostelería en Ucrania, está dispuesta a hacer cualquier trabajo, desde distribuir folletos hasta tareas de limpieza.

“Está claro que no podemos vivir aquí de manera gratuita para siempre (...) Estamos dispuestos a trabajar”, explica.

Oskin encargó a los desarrolladores y diseñadores que le ayudan con su aplicación de fotos que produzcan otra específica para ayudar a estos refugiados.

“Funcionará como Uber. Será muy fácil para los checos encontrar una señora de la limpieza”.

“Pondrás la hora y recibirás un mensaje que dirá ‘Tatiana está llegando’, junto con una foto. Esta gente debe vivir aquí de alguna manera”, concluye el fotógrafo.

Fuente: AFP

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