La historia de Solano Caballero, de 72 años, y Margarita Ávalos, de 66, es de aquellas que conmueven por su ternura, su valentía y su profundo sentido de compromiso.
Ella es oriunda de Pilar y él, de Caazapá. Se conocieron cuando Margarita tenía 25 años, poco después de que Solano llegara a su ciudad.
El flechazo fue casi inmediato, pero también enfrentaron obstáculos que intentaron separarlos, por lo que escaparon juntos y comenzaron una nueva vida en Fernando de la Mora.
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Con el tiempo, se establecieron en Capiatá, donde levantaron su hogar y formaron su familia, la que hoy incluso se extiende a dos nietos.
Durante todos esos años convividos, las circunstancias fueron postergando aquel momento y no pudieron contraer matrimonio.
El pasado 12 de mayo, Día de la Madre, Solano fue dado de alta del hospital, ya que se encontraba internado a causa de complicaciones por un cáncer de páncreas y una cardiopatía que se le diagnosticó.
Esa misma tarde, rodeado de todos sus allegados, le pidió a Margarita que se casara con él. Conmovida pero firme como siempre, ella dijo que sí.
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En apenas dos días, con la ayuda de sus hijos, nietos, sobrinos y amigos, organizaron una celebración sencilla pero profundamente significativa que se concretó el sábado 17 de mayo.
El matrimonio civil fue encabezado por el oficial de Registro Óscar Sánchez, mientras que la ceremonia religiosa fue presidida por Osvaldo Valentín Martínez, párroco de la comunidad Virgen del Pilar de Capiatá.
Si bien la salud de don Solano atraviesa un momento difícil, el amor con el que Margarita y sus seres queridos lo acompañan no ha hecho más que fortalecerle.
Quienes estuvieron presentes no pudieron contener las lágrimas, pero no de tristeza, sino de admiración, porque su testimonio recuerda que la vida siempre hay que celebrarla, incluso cuando se vuelve frágil, y que el amor verdadero puede florecer incluso en medio de la adversidad.