16 nov. 2025

Tierras raras, la carta de Lula para negociar con Trump

Castigado por el presidente estadounidense Donald Trump con aranceles entre los más altos del mundo, Brasil está parado sobre un tesoro que podría ser su carta negociadora: vastas cantidades de tierras raras indispensables para sectores clave, desde la industria digital hasta la defensa.

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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Foto: Archivo/EFE.

Los gobiernos de Brasil y Estados Unidos tratan de cerrar un encuentro el domingo en Malasia entre el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y Trump centrada en la crisis comercial.

El gigante sudamericano es el segundo país del mundo con mayores reservas de estos codiciados minerales, objeto a la vez de una disputa geopolítica y comercial entre Estados Unidos y China, el primero en reservas y también el mayor productor mundial.

“Vamos a discutir sobre los minerales críticos, cuáles son las convergencias entre el potencial mineral que poseemos y el capital estadounidense”, dijo este mes el ministro brasileño de Minas y Energía, Alexandre Silveira.

El encuentro de Trump y Lula debería tener lugar en Kuala Lumpur, la capital de Malasia, al margen de la cumbre regional de la Asean, según dijeron a la AFP fuentes oficiales de ambos gobiernos.

La Casa Blanca impuso aranceles de hasta 50% a los productos brasileños como retaliación a una supuesta “caza de brujas” contra el aliado de Trump y expresidente de Brasil Jair Bolsonaro, condenado por una intentona golpista contra Lula en 2022.

Tierras en la mesa

El propio Lula admitió el viernes que pondrá sobre la mesa con Trump las tierras raras, un grupo de 17 metales pesados que se hallan en la corteza terrestre y que forman parte de los llamados minerales críticos.

“Podemos discutir cualquier cosa... De Gaza a Ucrania, Rusia, Venezuela, minerales críticos, tierras raras”, dijo Lula este viernes en Yakarta, Indonesia.

Esenciales para fabricar desde baterías hasta misiles de alta precisión, las tierras raras tienen el “poder de una palanca geopolítica”, según Gilberto Fernandes de Sá, fundador del laboratorio de tierras raras de la Universidad Federal de Pernambuco, en el noreste de Brasil.

China tiene alrededor de la mitad de las reservas mundiales de estos materiales, con 44 millones de toneladas, frente a 21 millones para Brasil, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.

Además “ha desarrollado nuevos procesos de separación (de minerales) que nadie en el mundo puede realizar en la misma escala”, explica Fernandes en entrevista con la AFP.

El país asiático anunció este mes nuevas restricciones sobre la exportación de tecnologías relacionadas con las tierras raras, en el contexto de guerra comercial con Estados Unidos desatada desde la llegada en enero de Trump al poder.

En el pasado Pekín ha llegado a suspender por completo la exportación de estos minerales a Japón en momentos de tensión diplomática, anota Fernandes.

En Kuala Lumpur, Estados Unidos y China tienen prevista una nueva ronda de negociaciones sobre la cuestión.

Entre tanto, Washington busca liberarse de la dependencia china y esta semana firmó un acuerdo sobre tierras raras con Australia, con las cuartas mayores reservas mundiales.

“Ventana de oportunidad”

Brasil aparece también ante los ojos de Washington como una alternativa.

“Es obvio y naturalmente abre (...) una ventana de oportunidad muy grande para que podamos tener una gran sinergia con Estados Unidos en esta área”, dijo el ministro Silveira, antes de la primera reunión del recién creado Consejo Nacional de Política Mineral.

Las empresas estadounidenses “son las que más invierten en tierras raras en Brasil”, agregó Silveira, y mencionó en especial el estado de Goiás (centro-oeste).

Fernandes afirma no obstante que ninguna de las empresas que explota estos minerales en Brasil desarrolla las “aplicaciones más sofisticadas”, como la separación o la fabricación de imanes de tierras raras.

“Estas experiencias las tienen los chinos (...) Ellos podrían perfectamente acelerar el proceso”, explica el profesor.

China ya es el primer socio comercial de Brasil y tiene grandes inversiones en el sector automotor.

Pero los acercamientos entre Pekín y Brasilia - ambos miembros del grupo de los BRICS de economías emergentes- son vistos con recelo por Trump.

La situación estratégica de Brasil es “complicada”, resume Fernandes.

Fuente: AFP.

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