En cada inicio de gobierno se debate la conveniencia de mantener relaciones diplomáticas con Taiwán o iniciar conversaciones para establecer relaciones con China Continental. Mario Abdo Benítez inicialmente manifestó su intención de evaluar el inicio de relaciones con China, pero, finalmente, luego de la visita de la presidenta de Taiwán, confirmó su intención de profundizar las relaciones con Taiwán. Es importante analizar las implicancias de esta decisión del Gobierno.
En términos de tamaño y potencial de crecimiento, las diferencias a favor de China Continental son sustanciales. Tiene una población de 1.380 millones de habitantes con un ingreso per cápita que ha pasado de USD 2.100 en el 2006 a más de USD 8.600 en el 2017. Con una tasa de crecimiento económico superior al 6% anual, está permitiendo que más personas formen parte de la clase media con una mayor capacidad de consumo.
Taiwán tiene una población de 23.500.000 personas, pero con un ingreso per cápita de USD 25.000 ubicándose en los umbrales de un país desarrollado y con un desarrollo tecnológico muy importante. Como ocurre típicamente con los países desarrollados, el ritmo de crecimiento económico se ha ralentizado con un crecimiento promedio del PIB del 2,7% en los últimos 10 años.
A pesar de que Taiwán es sustancialmente más pequeño, su tamaño es importante si ponemos en perspectiva el tamaño de nuestro país. Nuestra población es de apenas 7 millones de personas con un ingreso per cápita de alrededor de USD 5.600 anuales y nuestra capacidad de relacionamiento económico está limitada por ella. En este sentido, una alianza comercial, tecnológica y de inversiones que genere oportunidades para nuestro país sería válido con cualquiera de estos países.
Históricamente, nuestro relacionamiento con Taiwán siempre ha sido de carácter político, de apoyo de nuestro país en organismos multilaterales a cambio de créditos y donaciones. Los más relevantes fueron la adquisición de Bonos del Tesoro (el famoso Crédito Chino) por casi USD 500 millones en 1.999 en un momento de serias dificultades financieras de nuestro país y la donación de alrededor de USD 15 millones anuales para la construcción de viviendas sociales.
Sin embargo, para continuar debemos reenfocar el relacionamiento con Taiwán priorizando factores que aceleren el desarrollo industrial de nuestro país aprovechando el desarrollo tecnológico y el acceso al mercado de consumo taiwaneses.
En términos de acceso al mercado, las importaciones de Taiwán de productos tradicionales de exportación de nuestro país son pequeñas. Ejemplo, la importación total de carne vacuna congelada en el 2016 fue de 72.000 toneladas versus 573.000 toneladas de China Continental. En carne porcina, donde nuestro país necesita mercados para desarrollar, la importación total de Taiwán fue de 50.000 toneladas y la de China Continental de 1.600.000 toneladas. Esto se repite en otros rubros exportables de nuestro país. Por lo tanto, para el desarrollo de nuestro potencial agroindustrial, el mercado taiwanés es pequeño. El acceso al mercado chino sería mucho más importante.
Tal vez sea más relevante la instalación de empresas taiwanesas de bienes de alta tecnología que utilicen nuestro país como plataforma de ensamblaje de estos productos para acceder al Mercosur y otros países de América Latina. Nuestro país tiene recursos y regímenes especiales que combinados con el conocimiento y la experiencia de empresas taiwanesas puede ser una estrategia de desarrollo exitosa con creación de empleos de buena calidad para nuestra gente. Sin embargo, esta estrategia requeriría una venia de los socios del Mercosur.
Finalmente, nuestro país tiene un amplio acceso a los mercados financieros internacionales, por lo cual las necesidades de financiamiento son poco relevantes. La opción más válida para que el relacionamiento con Taiwán sea positivo para nuestro desarrollo, sería una instalación masiva de empresas taiwanesas de alta tecnología en nuestro país. Si esto no es posible, las donaciones taiwanesas deberían ser sustancialmente más importantes para justificar el freno al desarrollo agroindustrial que implica el no acceso al mercado de China Continental.