18 sept. 2025

Stephon Marbury redime su carrera en China e inaugura su propio museo

La estrella del baloncesto Stephon Marbury ha redimido su carrera en China e incluso ha inaugurado un museo dedicado a su figura, después de liderar a los Beijing Ducks a tres títulos de liga tras un período de decadencia en la NBA.

Entrada del museo la "Casa de Marbury" en Pekín, dedicado a la estrella del baloncesto Stephon Marbury, donde se repasa la trayectoria de este jugador estadounidense, una historia de éxito, dinero y decadencia habitual en la NBA, que encontró una segunda

Entrada del museo “Casa de Marbury” en Pekín, dedicado a la estrella del baloncesto Stephon Marbury, donde se repasa la trayectoria de este jugador estadounidense. Foto: EFE

Las paredes de la “Casa de Marbury”, decoradas con grafitis de estética callejera, repasan la trayectoria de este jugador estadounidense, una historia de éxito, dinero y decadencia, habitual en la NBA, que encontró una segunda oportunidad en la potencia asiática.

Como muchos otros jugadores afroamericanos, Stephon Xavier Marbury fue el sexto de una familia pobre de siete hermanos criados en Coney Island, en el sur de Brooklyn, y empezó a destacar como estrella en el instituto público Abraham Lincoln.

Allí ganó varios premios locales -en el museo de Marbury, la mayoría de trofeos exhibidos son de esta época o de su posterior etapa en China-, para luego jugar en la universidad Georgia Tech de Atlanta, de donde fue elegido número 4 del draft de 1996, del que salieron superestrellas como Kobe Bryant, Allen Iverson o Steve Nash.

Pasó por equipos como los Minnesota Timberwolves o los New Jersey Nets (equipo que después se trasladaría a su Brooklyn natal), para luego ser traspasado a los Phoenix Suns a cambio del base Jason Kidd. Allí mantuvo sus buenos números aunque su equipo no alcanzó a pasar de la primera ronda de playoffs.

La decadencia del base empezó con su traspaso a los Knicks de Nueva York: empezarían a bajar sus números, su mote cambiaría de “Starbury” a “Selfbury” (por su extremo individualismo en el juego) y su equipo solo alcanzaría los playoffs una vez en cuatro años, perdiendo en primera ronda contra los Nets de Jason Kidd, jugador por el que Marbury había sido traspasado tres años antes.

Durante esa etapa, colgó un vídeo en Internet donde se le veía comiendo vaselina y fue llamado a juicio para testificar sobre denuncias de acoso sexual contra directivos de los Knicks, su equipo del momento.

A partir de estos hechos -y la muerte de su padre durante un partido- la decadencia de “Starbury” tocó fondo, y tras pasar una breve y mala etapa en los Boston Celtics, la antigua estrella de instituto decidió dejar su país y probar suerte en el baloncesto chino.

“He venido aquí para reconstruirme” declaró Marbury al New York Times a su llegada a China en 2010. El base de Brooklyn se tatuó su nombre en mandarín en el brazo izquierdo, fichó por los Beijing Ducks y pasó de ser una estrella de la NBA en declive a un ídolo de masas en el país más poblado del mundo.

“Este país me lo ha dado todo” dijo el jugador en esa misma entrevista. Pocos meses después, lideraría a los Ducks al título de la Liga china en 2012, 2014 y 2015, y tendría su propia estatua, la ciudadanía honoraria, la llave de la ciudad de Pekín y un sello postal con su cara estampada.

Su popularidad le llevó a participar en un musical llamado “Yo soy Stephon Marbury”, donde el jugador de 38 años se representó a sí mismo como un inmigrante rural que viene a “perseguir su sueño” en la ciudad de Pekín, y en una campaña oficial como “modelo” de la ciudad, con el lema: “Trabaja duro y vive moralmente”.

El último regalo de China a ‘Starbury’ fue la “tarjeta verde” de residencia permanente en China, que solo tienen 5.000 de los 600.000 extranjeros que viven en el país y que le fue entregada el 25 de diciembre, día de Navidad, el último gesto de China para premiar la redención humana y baloncestística del base de Brooklyn.

Javier Borràs

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