El Consejo de la Magistratura debe seleccionar ternas de candidatos para miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). El procedimiento no solamente se ha vuelto polémico, sino que además está levantando críticas y sospechas sobre la gestión de una institución que ya adolece de un desacreditado perfil. La institución debe seleccionar a seis candidatos de entre todos los postulantes para que posteriormente la Cámara de Alta elija a los reemplazantes de los ministros Alberto Ramírez Zambonini y María Elena Wapenka.
Como dice el refrán, “el diablo está en los detalles”. El Consejo de la Magistratura debía integrar dos ternas de candidatos para completar las vacancias en la Justicia Electoral, por la jubilación de Alberto Ramírez Zambonini y María Elena Wapenka. En este procedimiento, seis candidatos debían alcanzar al menos 70 de los 100 puntos para integrar las ternas. Sin embargo, la decisión de tres miembros de bajar puntajes a dos de los candidatos mejor posicionados que seguían en carrera enredó el proceso y lo sembró de dudas.
Los representantes de la oposición coinciden en que la actual situación en la que se encuentran las ternas dentro del Consejo constituye un manoseo; y, según el titular del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Efraín Alegre, lo actuado por el Consejo –en especial por parte de tres de sus miembros– constituye la antesala de un fraude electoral, ya que apuntan a integrar el Tribunal Electoral con personas de un mismo signo político, la ANR. Esto, sin dudas, sería nefasto, pues acabaría con la tradición de integrar esa instancia de manera pluralista.
De acuerdo con los reclamos de Alegre, “a los mejores se los está dejando de lado sin explicación alguna para poder dejar sin terna y para poder, en el proceso electoral, evitar controlar y construir el fraude electoral para la elección del 2023”. En estos momentos, el TSJE es manejado en forma solitaria por el colorado Jaime Bestard. De no ser completadas las vacancias, todas las decisiones sobre las próximas elecciones estarán en las manos y el criterio del colorado. El PLRA exige el cupo dejado por Ramírez Zambonini y el lugar de Wapenka es reclamado para el tercer espacio, de tal forma a mantener el equilibrio. Unos comicios limpios y transparentes solamente serán posibles si se permite que segunda y tercera fuerza estén representados; eso dará tranquilidad a los partidos políticos de la oposición, y confianza en la transparencia de los juzgamientos.
Es importante reconocer la tradición democrática del Tribunal Superior de Justicia Electoral, el cual es esencialmente un organismo técnico y, al mismo tiempo, altamente político. Su integración por representantes de las tres fuerzas más importantes en el Congreso Nacional garantiza su equilibrio e imparcialidad, lo cual respalda el proceso electoral, el cual es, a su vez, una de las bases del sistema democrático.
Como había apuntado recientemente el arzobispo de Asunción, monseñor Adalberto Martínez, la calidad de la democracia depende de la calidad de los partidos y movimientos políticos, y estos dependen de la calidad moral e intelectual de sus líderes y de la ciudadanía que los apoya. Es por eso que se debe evitar reducir el actual debate a una disputa política más.
Nos encontramos en un momento clave que puede definir nuestro futuro político. La actual circunstancia que vive el Paraguay es una crisis que requiere que nuestra clase política asuma su responsabilidad para garantizar la transparencia del proceso electoral. Si ese proceso no mantiene la credibilidad, no solo el sistema democrático estará en riesgo, sino que será una herida grave a la República y sus valores.