“Fueron al sepulcro. Entró también el otro discípulo... vio y creyó”. Pidamos luz y fe para comprender un poco más el misterio de la Encarnación de Dios.
La liturgia celebra hoy la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista, hijo de Zebedeo. Según la tradición, Juan es el “discípulo amado” que se recostó sobre el pecho del Maestro en la última cena (Jn. 13,25), acompañó a Jesús en el suplicio de la Cruz junto a María (Jn. 19, 26-27), fue testigo del sepulcro vacío y posteriormente de la Presencia del Resucitado (Jn. 20, 2; 21, 7).
En la escena del Evangelio de hoy, vemos a María Magdalena, Pedro y Juan en torno al sepulcro vacío. Esta escena es de suma importancia porque está en juego la verdadera dimensión del mensaje de Jesús, que Juan supo transmitir con tanta fuerza. Solo si el amor de Jesús era más fuerte que la fatídica muerte, valdría la pena arriesgarlo todo por el Maestro. Sin esta victoria, sus palabras quedarían en meras promesas que se perderían con el correr del tiempo.
Es quizá, gracias al amor real y concreto que Juan recibió estando cerca del Maestro, que lo ayudaron a mantenerse expectante y como en guardia después de los sucesos de la pasión y muerte de Jesús. Había algo de auténtico e inmortal en el amor de Jesús, que hacía presentir que la historia del Maestro no podía terminar en tinieblas.
Estos y otros numerosos recuerdos de Jesús se agolparían en su mente al escuchar las noticias de María Magdalena, sobre la tumba vacía. La emoción lo hace correr más velozmente que Pedro, aunque al llegar lo espera en señal de respeto hacia el jefe de los apóstoles. Al asomarse no encuentra a Jesús, pero ve los lienzos plegados, que le recuerdan vivamente que el misterio del resucitado es también el del crucificado.
Y aunque los lienzos no ofrecían una certeza absoluta, Juan contaba en su corazón con la claridad que solo el amor puede otorgar. Viendo aquello supo en su interior que las palabras que escuchó tan atentamente de los labios del Maestro no eran sino verdades. Jesús había resucitado y ahora quedaba esperar a poder verlo y escucharlo nuevamente.
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-py/gospel/2023-12-27/)