Con la consagración a todas las familias del Paraguay al Inmaculado Corazón de María, ayer se conmemoraron los 106 años de la última aparición de la Virgen de Fátima, en la Catedral Metropolitana de Asunción.
Con el coro y la orquesta de los Heraldos del Evangelio se rindió homenaje a Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Devotos y promeseros acompañaron esta fecha importante para rezar el rosario sobre todo por la paz.
El diácono Marcelo Illescas destacó la importancia de la enseñanza que dejó la Virgen en su última aparición a los tres pastorcitos, aquel 13 de octubre de 1917.
Pidió a los fieles poner en la Virgen de Fátima nuestro corazón, nuestra vida, confiar en su maternal auxilio y es por eso que si debemos de cambiar de vida, solo lo conseguiremos a través de ella, de la oración.
‘‘Por eso es muy importante que recemos todos los días. La Santísima Virgen cuando se apareció en Fátima el 13 de octubre, por última vez, insistió en que los hombres la recemos con devoción si queríamos la paz para el mundo’’.
Illescas sostuvo que paz es una palabra que escuchamos por todas partes, palabra que nosotros deseamos con ardor, pero no hay que olvidarse que la auténtica paz solo se obtiene cuando el alma está en orden y es por eso importante colocar nuestra alma en orden.
‘‘Pidámosle a la Santísima Virgen que nos conceda la gracia de siempre rezar el santo rosario, nunca abandonar esta oración maravillosa, oración que no por casualidad es como una cadena, ¿por qué? porque es una cadena que nosotros sujetamos con firmeza y que nos va a llevar al cielo, pidámosle a nuestra Reina Celestial que nos mantenga unidos a su Inmaculado Corazón mediante el santo rosario’’, reflexionó.
Las apariciones de la Virgen de Fátima a los pequeños pastores Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, en 1917, fueron uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX para la Iglesia Católica.