El pequeño puesto de salud que debería ser el refugio sanitario para unas 5.000 personas hoy en día está al borde del colapso. La vieja estructura de madera, donde funcionaba el servicio, se encuentra prácticamente en ruinas, y desde el 2021 el personal sanitario se ve obligado a atender en una vivienda prestada sin las condiciones básicas para brindar atención médica.
Desde hace cuatro años, los pobladores gestionan ante el Ministerio de Salud Pública la construcción de una Unidad de Salud Familiar (USF). Sin embargo, según denuncian, la promesa se repite una y otra vez sin resultados.
“Nos dijeron que estaríamos incluidos en la lista de octubre, pero otra vez nos dejaron fuera. Nos cansamos de las mentiras”, lamentó Estefani Bogarín, presidenta del Subconsejo de Salud local.
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La comunidad, conformada por ocho colonias rurales ubicadas a 20 kilómetros del hospital básico de Capiibary, depende exclusivamente de este puesto de salud precario. Allí solo trabajan licenciadas en Enfermería y los médicos llegan de forma esporádica.
“A veces lo único que pueden hacer es aplicar vacunas, controlar la presión o dar un ibuprofeno. Cuando hay emergencias, no tenemos a dónde recurrir”, expresó Bogarín.
Ante la falta de respuestas, los pobladores advirtieron que están dispuestos a cerrar la ruta en señal de protesta. “No pedimos lujos, pedimos salud. La gente está sufriendo, los niños y ancianos no pueden esperar más. Queremos que la ministra escuche y cumpla su palabra”, enfatizó la dirigente.
Mientras tanto, la vida en estas comunidades sigue pendiendo de un hilo, sostenida por la esperanza de que alguna vez llegue la atención médica digna que merecen.