Gustavo Ruiz, presidente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), regional Concepción, lamentó la falta de apoyo de las autoridades en la lucha contra el abigeato y afirmó que el reciente hallazgo de un cementerio de restos óseos de animales vacunos en el distrito de Loreto “no es una sorpresa”.
Ruiz señaló que el problema del robo y faenamiento clandestino de ganado persiste en todo el departamento debido a la ausencia de una acción coordinada y sostenida entre las instituciones responsables. “No existe una lucha frontal contra el abigeato, ni siquiera las denuncias realizadas por las víctimas llegan a las instancias correspondientes”, expresó.
Pidió además un mayor involucramiento de las municipalidades en los controles de faenamientos y en la verificación del ingreso de carne a los mataderos y mercados locales, para evitar que productos de origen ilícito lleguen al consumo público.
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“Creemos que las municipalidades y las comisarías deben ejercer los controles, en cada distrito debe funcionar un matadero municipal” señaló.
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Finalmente, manifestó su esperanza en que el nuevo fiscal asignado a la unidad especializada contra el abigeato (que viene de Encarnación con cuestionamientos, realice un trabajo eficiente, y exhortó a las comisarías a reforzar las tareas de patrullaje y persecución de los delincuentes que perjudican gravemente al sector ganadero.
El flagelo del abigeato daña en el departamento a familias humildes con uno o dos cabezas hasta a grandes productores.
Después de años, en el Poder Judicial de Horqueta, se está realizando un juicio oral contra dos supuestos abigeos. El hecho, según Luis Mario Saldívar, ganadero víctima, es inédito y auguró que en el futuro los procesos judiciales lleguen a definiciones.
Cementerio vacuno
El pasado 4 de octubre se produjo un inquietante hallazgo en Loreto, Departamento de Concepción sobre la ruta PY22, cuando fue descubierto un verdadero cementerio de restos óseos de animales vacunos, a orillas del arroyo Saladillo.
En el sitio se observan huesos viejos y nuevos que corresponderían a unas 500 cabezas de ganado, aparentemente faenadas en distintos lugares y posteriormente arrojadas en la zona. Según los primeros indicios, el lugar sería utilizado por abigeos que emplean el arroyo como depósito de los restos.