Esta distinción reconoce las tesis doctorales de mayor calidad y rigor científico, valorando su originalidad, el impacto de sus resultados y la trayectoria académica del investigador. La tesis destacada tiene como título: Los museos como herramienta didáctica en la formación inicial del profesorado.
“Esto valida años de dedicación a la investigación educativa y al estudio del papel de los museos en la formación docente”, destacó.
Explicó que para ser elegible al premio se requiere haber defendido la tesis en la UAM con la máxima calificación: Sobresaliente cum laude, además de demostrar una destacada producción científica. “La selección es competitiva y se basa en criterios como la calidad de las publicaciones derivadas de la tesis, la participación en congresos científicos y la relevancia de los resultados obtenidos”, precisó.
Hijo de un albañil y una trabajadora doméstica, Francisco creció en el asentamiento Bonanza de la ciudad de Luque, en el seno de una familia trabajadora que migró del campo a la capital en busca de mejores oportunidades.
“Mis padres no pudieron terminar sus estudios primarios porque debían trabajar, pero nunca dejaron de luchar por nuestra educación”, relató hace un año cuando su trabajo obtuvo la máxima calificación.
Al culminar la secundaria, sus padres le dijeron: “Che memby, ore nde tuvándive rome’êma ndéve la ikatumíva (hijo, con tu padre ya te dimos lo que pudimos)”, palabras que marcaron su camino.
Consciente de las limitaciones sociales y económicas que enfrentaba, solicitó una beca para estudiar docencia en el Instituto Superior de Educación Santo Tomás de San Lorenzo. “Una realidad que muchos jóvenes paraguayos van sorteando a diario”, dijo. Su desempeño le valió una oportunidad como ayudante de cátedra, lo que fortaleció su formación y le abrió puertas en el mundo académico.
El punto de inflexión en su carrera llegó con la obtención de una beca del programa Becas de Posgrados en el Exterior Don Carlos Antonio López (Becal), gracias a la cual pudo acceder al doctorado en España. “Fue un cambio radical. Me permitió construir vínculos profesionales, adquirir una visión científica rigurosa y una imagen profesional valorada por mis pares”.
Durante sus años en Madrid, Colmán se abocó a investigar el uso de los museos como espacios pedagógicos para la formación de futuros docentes. “Este premio refuerza mi compromiso con la innovación pedagógica y la integración de espacios culturales en la educación formal. Personalmente, me llena de orgullo y gratitud, motivándome a seguir contribuyendo al desarrollo de prácticas educativas más inclusivas y enriquecedoras”, comentó.