El líder de la comunidad, Juan González, manifestó que por falta de agua tuvieron que cavar con una pala un pozo hasta encontrar el líquido.
González comentó que con mucha expectativa realizaron el trabajo y lograron extraer el agua para que los habitantes puedan beber.
“El agua que sacamos está libre de contaminación, limpia y cristalina”, relató el cacique. Añadió que de forma mancomunada realizaron el pozo hasta hallar agua a unos 12 metros. “Con el esfuerzo de los hombres, acá no tiene nada que de político ni oeneges”, afirmó González.
La comunidad está muy distante del río Paraguay, al igual que el de María Auxiliadora, que es otro lugar donde los indígenas sufren por la sequía. Ellos también tienen un pozo artesiano construido mediante una organización no gubernamental. Este pozo es lo único que les sustenta, ya que sus tanques de agua están vacíos por la falta de lluvia.
Si bien en la casa de cada familia de las comunidades Maskoy –que están a más de 35 km de Puerto Casado– se tienen reservorios de 1000 litros, actualmente estos no contienen nada porque hace bastante tiempo que no llueve como para abastecer los tanques y llenar los tajamares.
Los pobladores comentan que el agua que queda en el fondo del tajamar es insalubre y no sirve para tomar. El uso que le dan es solo para lavar ropas y cubiertos. La situación es crítica también en las comunidades de Castillas y Machete Vaina. En este último, a la entrada del asentamiento, se observa el tajamar seco con un molino de viento que no funciona.
La Gobernación y el Municipio local realizan el acarreo de agua hasta las comunidades, pero según los líderes es insuficiente. Lo que se junta de cada camión cisterna no dura mucho y se utiliza racionalmente, priorizan la salud de los niños y para proveer a las escuelas.
Con la falta de lluvia y la prolongada sequía, los indígenas de la zona de Casado no ven un panorama alentador. Sueñan con una conexión con el acueducto que lleva el líquido vital a más de 200 km hasta Loma Plata del Chaco Central. AM