Alberto Manuel Sisa
Periodista y poeta
El nuevo libro de cuentos del escritor Christian Kent, que lleva por título Perla del Norte presentado en el mes de junio de este año, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Asunción, bajo el sello de la Editorial Rosalba, atrapa la atención del lector desde las primeras líneas con sus cuentos fantásticos, centrados en un pueblo ficticio; sus textos dan vida a un universo constelado de variopintas historias, plenas de ingenio, vuelo imaginativo, con toda la intensidad de sus emociones pulsadas desde su “yo narrativo”, en historias narradas con suma destreza y maestría estilística.
Christian Kent, quien posee un interesante y logrado corpus narrativo de magníficas obras como Lieutenant, Fábulas, Apócriphos, Ave lira, entre otros textos de alto vuelo literario, nos presenta aquí seis relatos con una mezcla de elementos reales e irreales, escritos con la nítida fluidez de una prosa cautivante, que a medida que uno lee, genera interés, misterio, y el suspense vital y necesario que ofrece toda buena pieza del género cuentístico. A través de su lectura, a medida que se avanza, dan ganas de seguir expectantes el hilo del ovillo en cada historia, para llegar al final, y así desentrañar el destino que depara a los personajes. No faltan los aditamentos vitales para una obra como esta, en el que resaltan una alta dosis de misterio, acción, estremecimiento y asombro.
El libro posee un amplio mosaico de caracteres humanos inmersos en cada trama, situación o hechos, donde los seres a los ojos del lector común, permean con sus propias obsesiones, delirios, fobias, deseos excéntricos, en un mundo cuasi mágico donde lo sobrenatural, onírico y supersticioso se sienten omnipresentes, enlazados a la propia condición humana.
La descripción del ambiente y la presentación de personajes pintorescos y singulares, que aparecen en el libro, cobran un grado de verosimilitud que impresiona, además de mantener un buen ritmo narrativo, que tiene como basamento un lenguaje estilizado, preciso, coloquial en su expresión, con un halo poético en sus más vívidas descripciones. Los personajes están bien delineados en sus caracteres, enmarcados fielmente en cada argumento y en su contexto social, adecuado entre el modo de contar y las voces de sus hablantes. El yo narrativo, en la proyección de su personalidad, se desdobla en la personificación de elementos sustanciales a su hilo conductor, como librería, espejo, camello, luciérnaga, piano, que se constituyen ejes conceptuales, además de representar una apoyatura en lo simbólico, en cuanto a su enunciación imaginaria.
La idea freudiana se ve develada con el capítulo inicial del libro titulado Caribdis, en el que el protagonista de la historia, un solitario librero lleva su delirio amoroso y obsesión sexual hasta límites inimaginados.
La redimensión del tiempo y lo fantasmagórico se conjugan en Testimonio de Luana Macedo.
Trata de dos hermanos ya fallecidos, integrantes de una familia adinerada del pueblo, que habitaban una antigua mansión que se creía embrujada. En aquella mansión se hallaba un antiguo espejo familiar que reflejaba la presencia de sus espíritus, en especial del fantasma de una niña, que interactúa con la nueva ocupante del hogar, trama que tiene un final imprevisible, espectral y sorprendente. El clímax del relato sobreviene con la reencarnación y finalmente la muerte, ampliando así las dimensiones del misterium tremendum. La propia sensibilidad del autor se ve aquí manifiesta ante los problemas que plantea en medio del ambiente sobrenatural en que se desarrolla la historia, como la filosofía, religión, de la manera más inusitada.
En El Chamán de Formosa, el paso del tiempo que se nos escapa angustia al ser, inexorable en su decrepitud y final, cuento que evoca de manera reminiscente el Retrato de Dorian Gray, de Óscar Wilde. En Ramiro Henrique (supuesto espectro), la superstición asociada con un fin trágico nos muestra hasta dónde puede llevar la imaginería pueblerina removiendo sus pulsiones más secretas, en una atractiva historia tamizada por el vuelo poético y melancólico que traza su personaje principal.
Por otro lado, en el cuento De carne y hueso, la amistad y el afán de aventura de unos niños los motiva ir al encuentro de un camello, figura central de un circo.
Fantasía, realidad y ensueño palpitan en el mágico universo de la niñez, adquiriendo carácter de mito. Un dromedario paseando por las calles de Perla del Norte, en donde la imaginación se convierte «en un sueño de todos y de nadie», en palabras del propio autor. Cierra la obra Vértigo en la calesita, donde la genialidad de un niño pianista y su memorable audición, y todo el afecto, gratitud y lealtad que profesa a su profesora de piano, logran resaltar valores humanos imperecederos como el respeto, la solidaridad y la empatía, entonados con los dulces acordes del amor, la ternura y la inocencia.
Historias fantásticas bien trabajadas y ensambladas en fondo y forma, con la rigurosidad y destreza de un orfebre de las palabras, Christian Kent nos estremece y asombra en cada línea creacional suya, con una vuelta de tuerca, aderezada con giros sorprendentes e inesperados para cada acto final, haciendo de Perla del Norte un texto imprescindible del género, constituyéndose en un invalorable aporte literario a la rica y amplia bibliografía paraguaya.
El infierno
Luciano Jara
Actor y realizador audiovisual
Era un lunes de mañana, venía caminando del mismísimo infierno. En realidad, me bajé del mismísimo infierno, que estaba lleno de gente; hasta en las escaleras estaban apretados y adentro ni qué decir. Uno se preguntaba ¿por qué había tanta gente dentro del infierno, qué hicieron?, ¿por qué tenían que soportar tanto calor? Mientras caminaba me imaginaba la cara del guardia de los condenados, claramente a él no le gustaba ese lugar, pero de todas maneras tenía que cobrarnos la cuota diaria, siempre una parte de lo que juntábamos en el mundo real teníamos que dársela y todo lo que juntaba iba para el diablo.
Llegué a mi casa y me dije: tengo que hacer algo. Y fui a dormir.
El martes, luego de subir las escaleras le dije al guardia: ¡NO TE VOY A PAGAR HOY!
–¿Qué me dijiste?– respondió.
–¡Que no te voy a pagar hoy! ¡Las cosas funcionan mal en este lugar! ¡Nosotros no hicimos nada tan malo como para soportar esta tortura! – reclamé.
–Mira, hijo, yo soy solamente un guardia. También estoy aquí por la misma razón y si no cobro tu cuota diaria me temo que voy a perder lo único que tengo. Por favor, págame o vete. –Lo que dijo el guardia era cierto, desde ahí solamente pagué y me quedé callado.
Hasta que un día, revisando unos papeles, facturas y recibos, encontré la clave: un número de teléfono. Llamé.
–Buenos días – se escuchó una voz en mi teléfono.
–Hola, buenos días, ¿estoy hablando con el infierno? – respondí tímidamente.
–Sí señor – me dijo la voz, muy segura.
–Quisiera programar una reunión con el Diablo. – respondí decidido.
En ese momento, desde lo más profundo de la tierra se abrió un cráter gigante en el piso y apareció el INNOMBRABLE.
–¿QUIÉN HA OSADO LEVANTARME DE MI PROFUNDO SUEÑO? –gritó.
–¡Yo! Para retarte a un duelo. ¡Ya no quiero que esa pobre gente tenga que soportar semejante tortura! –amenacé.
–¡Pues entonces que empiece la batalla! –y peleamos por 800 años.
Fue la batalla más épica del universo.
Pero cuando terminó y gané, nunca más el infierno se vio de la misma forma.
Desde ese día, los colectivos de la línea infierno se volvieron diferenciales.