Julian Reingold es un periodista ambiental argentino que dedicó unas líneas al trabajo que se lleva adelante con tejidos tradicionales paraguayos como el poyvi y el ñanduti, cuyas raíces se encuentran en las ciudades de Carapeguá e Itauguá, respectivamente.
En su artículo Volver a las raíces hizo mención sobre el proyecto Ancestral, encabezado por la diseñadora Camila Orué en la ciudad de Carapeguá. Una idea que, según comentó, busca “crear nuevos moldes a partir de viejas prácticas”.
“Esta iniciativa de indumentaria pretende salvaguardar técnicas originarias al mismo tiempo que respeta el estilo de vida rural de las comunidades con las que trabaja”, destacó.
Pero más allá de lo cautivante que pueden ser las prendas con colorido toque artesanal, Reingold hizo referencia en el texto publicado en oneearth.org a los retos que afronta la industria en lo que respecta al impulso de lo sustentable.
En contexto, recordó que el sector textil es la segunda industria más contaminante en el mundo después de la del petróleo.
Como ejemplo mencionó la confección de jeans, la cual provoca más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.
“En Paraguay persiste la falta de apoyo institucional para el uso de certificaciones ambientales”, señaló al tiempo de puntualizar que ello afecta el desarrollo de productos más amigables con la naturaleza.
Sobre el punto, puso como referencia la producción de algodón orgánico, cuyo precio precisó es de entre un 15% y 20% por encima de la del algodón convencional. Siendo este un producto tanto con demanda local como extranjera.
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“Debido a problemas de fertilidad de suelos, la falta de insumos, semillas mejoradas y asistencia técnica especializada para el algodón, llevaron a la baja productividad del rubro, acompañado de precios muy bajos pagados al agricultor”, expresó.
En ese sentido, detalló que la Asociación de Confeccionistas del Paraguay (AICP) llevó hasta el Congreso Nacional un proyecto de ley para implementar un “Sello de Moda Sostenible” en Paraguay.
Con esa iniciativa, la industria local podría relanzar la producción de algodón orgánico y consolidar un mercado formal para la mano de obra artesanal nacional.
Al margen de ello, la compatriota Camila Orué apuntó además que “el factor tiempo y el respeto a las culturas ancestrales elevan el precio de la moda sustentable”, lo cual, según refiere la publicación, impacta en el precio. Es decir, este tejido “tiene un precio competitivo para la exportación, pero resulta inaccesible para buena parte de los paraguayos”.