En esta Semana Santa, al tiempo de renovar nuestra fe, nuestras creencias y vivir nuestras tradiciones; es un tiempo propicio para reflexionar sobre nuestra conducta personal en todos los ámbitos de convivencia. Cristo ha sido y es un ejemplo de bondad, de humildad, de solidaridad, de generosidad, de sacrificio y de entrega por los demás.
Esa entrega que significo la pasión, la muerte y la Resurrección de Cristo, con el objeto de hacernos salvos y que recordamos agradecidos en este tiempo.
En este mundo actual, marcado por los antivalores como el egoísmo, la avaricia, la mezquindad, el individualismo y la indiferencia, es momento de recordar la vida del Jesús para revitalizar aquellos principios, valores y ejemplos con los que nos inculcó en la catequesis, es tiempo para reflexionar justamente en la huella que dejamos en nuestro andar, en nuestra misión en la vida, en nuestro rol como parte de una sociedad o como parte de una organización corporativa
También es tiempo propicio para vivir y compartir nuestras tradiciones, nuestras costumbres religiosas y culturales; muy variadas, por cierto. Desde un lindo domingo de representación de entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, de compartir el tradicional chipa apo, de preparar y compartir la Última Cena en familia, de ayunar en Viernes Santo, a las nalgadas que recibimos de nuestros mayores y las felicitaciones entre familiares y amigos en la Pascua de Resurrección
Compartamos en familia las reflexiones de este tiempo y la vivencia renovada de nuestras tradiciones y costumbres, porque con ello garantizamos que los nuestros, valoren y refuercen la fe, las tradiciones y por, sobre todo, lo mantengan vivo siempre.
Les invito también a reflexionar sobre nuestro rol como ciudadanos, donde se espera un verdadero interés y un rol más protagónico de todos, en el cuidado de la cosa pública.
Requerimos también, una profunda reflexión de nuestros gobernantes y representantes, para que actúen con corrección, con transparencia y con honestidad, apegado a las normas, fieles a la confianza que le hemos concedido y consientes del compromiso asumido.
Vivimos en una tierra bendecida, con abundancia de la tierra, la riqueza de la naturaleza y la nobleza de su gente. Somos muy agradecidos por ello y nos sentimos orgullosos de nuestra esencia y de nuestra historia. Rogamos que los hombres que tienen la oportunidad de gobernar nuestro país sean capaces de honrar a un pueblo que merece un mejor porvenir
¡Felices Pascuas de Resurrección!