El representante de la ONU hizo esas declaraciones en una entrevista concedida a Sky News el sábado cuando se encontraba de visita en la provincia turca de Kahramanmaras, epicentro del sismo de magnitud 7,7 que sacudió el sureste de Turquía y el noroeste de Siria.
“Creo que es difícil estimar (los fallecidos) con precisión ya que hay que llegar hasta debajo de las ruinas, pero estoy seguro de que se van a duplicar o incluso más”, declaró Martin Griffiths.
“No hemos empezado realmente todavía a contar el número de muertos”, señaló el experto al apuntar que localidades enteras han quedado reducidas a escombros.
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“Es el terremoto más desastroso en cien años”, resumió.
En medio del desastre aplaudió el esfuerzo de la comunidad internacional, con decenas de países ofreciendo ayuda a Turquía, y pidió al gobierno de Damasco que dé más pasos para apoyar a las zonas opositoras después de autorizar la llegada de ayuda humanitaria internacional.
En Siria, inmersa en una guerra civil desde hace 12 años, el sismo golpeó zonas gubernamentales pero también otras en manos de la oposición.
En territorio turco, las autoridades contabilizaron hasta el momento 24.617 fallecimientos y más de 80.000 heridos, lo que convierte a los sismos registrados esta semana en los más devastadores desde 1939.
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En Siria, el balance de muertos se sitúa este domingo en 3.575 y el de heridos ronda los 5.300, registrados en su mayoría en las áreas opositoras del noroeste del país árabe, donde este sábado el grupo de rescatistas Cascos Blancos dio por finalizada la búsqueda de supervivientes.
Según datos de esa organización, 2.167 personas fallecieron y 2.950 resultaron heridas en las zonas rebeldes de las provincias de Idlib y Alepo, a las que se suman otros 1.408 decesos y 2.341 lesionados contabilizados en las áreas en manos del Gobierno de Bachar al Asad.