Gabriel Narciso Escobar Ayala, obispo del Vicariato del Chaco Paraguayo, fue el encargado de la homilía en la misa de Caacupé, en el marco del Domingo Mundial de las Misiones (Domund), y brindó un fuerte discurso cargado de justicia social buscando la igualdad entre todos los paraguayos.
A 150 años de la primera expedición salesiana, el salesiano expresó que el Domund invita a la unidad en la fe y que esta se manifiesta a través de la comunión entre los pueblos, por lo que invitó a los fieles a ser misioneros y trabajar “por los más pobres, desamparados y olvidados de nuestra sociedad paraguaya”.
“Para que la riqueza de nuestro país llegue a todos los paraguayos, sin excepción alguna, donde todo paraguayo que vive en este suelo guaraní pueda contar con un seguro médico accesible y por sobre todo le permita vivir una ancianidad en paz y sin tantas preocupaciones, de si cobrará o no el aporte de su seguro, o si tendrá o no los medicamentos necesarios para esa etapa de la tercera edad que le toca vivir, si será cubierto por la previsión social o no”, fueron las palabras de Escobar en la misa de Caacupé.
Escobar también exigió una mejoría urgente en los servicios públicos “en este pleno Siglo XXI” y pidió “basta ya de reguladas” en los servicios públicos de transportes.
“Los paraguayos también merecemos gozar de un bienestar como el terreno propio, la casa digna, un trabajo digno, una educación acorde a los tiempos, con una salud a la vez de calidad y por sobre todo una seguridad para cada uno de sus hijos”, fue parte de su homilía.
El obispo del Chaco paraguayo también demandó una “justicia pronta”, equitativa para todos y sin mucha “burocracia barata”, ya que esos son los elementos claves para el éxito de un país.
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Indirecta al cartismo
“¿Queremos promocionar nuestra patria? Demostremos la calidad con que le tratamos a sus habitantes y recordamos a nuestras autoridades nacionales que todos los paraguayos queremos estar mejor, no solo unos cuantos”, manifestó, parafraseando la frase de campaña de Santiago Peña, “Vamos a estar mejor”. Esto despertó el aplauso generalizado de los feligreses.
También recordó que la esperanza es una de las tres virtudes teologales que sustentan la vida cristiana, “inseparablemente unida a la fe y a la caridad”.
“La esperanza está en el origen y en el final de toda misión, ya que vivimos en un mundo donde abundan las razones para el desaliento: la guerra, el hambre, la injusticia, las desigualdades… y, en este contexto, la Iglesia, a través de sus misioneros y misioneras sacerdotes y laicos comprometidos, se erige como una fuente inagotable de esperanza entre los diversos pueblos y culturas que conforman nuestro mundo”, expresó.
Las celebraciones de la misa en Caacupé
Bajo el lema “Misioneros de esperanza entre los pueblos”, la misa de Caacupé, celebrada por monseñor Escobar, incluyó varios motivos.
Se conmemoraron los 150 años de la primera expedición misionera salesiana, que cruzó océanos desde Italia a la Patagonia Argentina.
Además, se destacó la canonización de “una gran misionera” hija de María Auxiliadora, Sor María Troncatti, que entregó su vida en la Amazonía del Ecuador y es ahora Santa María Troncatti.
Dijo que ella es modelo para tantos misioneros y misioneras y fue artesana de paz y reconciliación.
Recordó que la Jornada del Domund debe servir para unir a la Iglesia universal en oración y para colaborar con las misiones a través del apoyo a programas pastorales, catequéticos, de salud y educación en territorios de misión.
En este sentido, el Paraguay cuenta con dos lugares específicos de misión ad gentes: el Vicariato Apostólico del Pilcomayo y el Vicariato Apostólico del Chaco.
El mensaje también incluyó un llamado a rezar por las vocaciones, ya que los informes provenientes de Roma, de la Oficina de la Propagación de la fe, indican que, si bien los católicos están creciendo en el mundo, hay menos vocaciones consagradas, religiosas y sacerdotales.