Cabe agregar que Paraguay es uno de los países con más desigualdad de Latinoamérica. De acuerdo con un informe del BID, el país derrocha alrededor de USD 1.560 millones al año por la mala gestión de sus recursos públicos.
En educación, conforme a los datos elaborados por el Foro Económico Mundial, existen graves problemas en cuanto a educación general, educación primaria, acceso a internet en las escuelas y en la calidad general de la educación matemática y científica.
Existen varios grupos criminales activos en el país, especialmente en lo que respecta al narcotráfico, lavado de dinero, contrabando, corrupción y grupos criminales que secuestran y mantienen en zozobra al Norte del país, como es el caso del EPP y otros. Esto nos muestra de que hay que luchar contra el crimen en Paraguay en un sentido amplio y también que hay que tomar medidas contra el caldo de cultivo que hace que la criminalidad infecte a todo el país.
Sin un cambio de paradigma, esta situación no va a mejorar. Por esto es que ya desde hace tiempo, estamos instando a que se trabaje desde el sector privado, el sector público, la academia y los sectores sociales conjuntamente sobre cuestiones concretas que busquen mejorar la calidad de vida de las personas aprovechando mejor los recursos, las conexiones y las potencialidades del país.
Los problemas del Paraguay, ni de ningún país, no se van a solucionar persiguiendo, buscando acallar o acallando a las personas, tampoco infundiendo temor o miedo para que la gente no se manifieste, para que no se exprese o para que no proteste. Por eso recurrimos a la famosa frase atribuida al ex presidente de Francia, Charles De Gaulle, para el título del artículo, que sintetiza el pensamiento republicano sobre este tema. “No se puede encarcelar a Voltaire”, se le atribuye haber dicho a Charles De Gaulle, cuando se le había sugerido encarcelar a Jean Paul Sartre, en una de las tantas revueltas en las que el escritor estaba participando como organizador.
Volver al pasado no es una opción. No se puede volver a las prácticas que no fueron y no son aptas para mejorar las condiciones de vida del país. Hay que ocuparse de los problemas y no buscar acallar las voces que hablan sobre estos problemas o que expresan indignación.
Por último, pedimos por la libertad de los secuestrados, por la paz y por mejores condiciones de vida para la gente en Paraguay.