29 may. 2025

Morir de hambre en Gaza

Una imagen impactante que dejó el 2024 fue el pesebre del Vaticano y ese niño recién nacido sobre una kufiya (pañuelo tradicional palestino), y el papa Francisco, en silla de ruedas, rezando junto a él. Francisco llamaba a diario a la parroquia de la Sagrada Familia, en Gaza, y lo hizo por última vez la noche del sábado, antes de la Vigilia pascual, poco antes de morir.

Semanas después, el recién electo papa León XIV abogó por que la ayuda humanitaria llegue a la Franja de Gaza, y que se ponga fin al “desgarrador” sufrimiento de su pueblo. Como gesto fue importante, pero los que lanzan las bombas y queman vivos a los niños tampoco atienden los llamados de Naciones Unidas, ni la condena de la Corte Internacional de Justicia, la carnicería se transmite en vivo y no cesa.

Uno de los últimos fue el urgimiento del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, quien afirmó que los palestinos de la Franja de Gaza están viviendo la fase “más cruel” de la guerra con el bloqueo de la entrada de ayuda humanitaria por parte de Israel, y el riesgo de hambruna de las familias.

Desde octubre de 2023, cuando se inició la ofensiva militar, palestinos, trabajadores humanitarios y periodistas han recibido kilos y kilos de bombas que destruyeron todo: las casas, edificios, las escuelas con niños dentro, universidades y hospitales con enfermos dentro. Ahora las bombas también caen sobre las tiendas de campaña de los sobrevivientes que están subsistiendo, como refugiados en su propio territorio.

Y, quien se pregunte, quién tiró la primera piedra para que comience el conflicto, mejor responda primero: ¿Qué justifica asesinar a todo un pueblo? ¿Qué razones justifican matar de hambre a niños, mujeres y ancianos? ¿Qué avala un exterminio?

Gaza está bloqueada, no tienen alimentos, agua, medicamentos, viven entras las ruinas o en tiendas de campaña. De esto, lamentablemente, la humanidad sabe mucho, desde que el mundo supo lo que los nazis les hicieron a los judíos, testigos de Jehová, homosexuales, gitanos, comunistas y socialistas, durante la Segunda Guerra Mundial, en aquellos Konzentrationslager .

Hay un sadismo, un tipo de maldad pocas veces visto en la historia de la humanidad; porque no es una guerra cuando solo uno de los Estados en conflicto ataca con un poderío armamentístico que cuesta millones de dólares y del otro, un grupo al que llaman terrorista, que al parecer se ha venido escondiendo debajo de las casas, de los edificios, en las escuelas, en hospitales, en las cunas de bebés recién nacidos, y hasta entre periodistas. Según la organización Reporteros Sin Fronteras, “Palestina se ha convertido en el país más peligroso del mundo para los profesionales de los medios, con más de 200 reporteros asesinados en Gaza por el Ejército israelí, 42 de ellos deliberadamente debido a su profesión”.

En enero de 2024, la Corte Internacional de Justicia había ordenado a Israel “tomar todas las medidas” posibles para “prevenir” un genocidio en Gaza, y en noviembre, la Corte Penal emitió una orden de arresto contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, su ex ministro de Defensa, y contra el comandante de Hamás, Mohammed Mohammed Deif (presuntamente muerto), por cargos que incluyen crímenes de guerra y contra la humanidad.

Hoy hay planes, como el del presidente de Norteamérica, que pretende que Estados Unidos tome el control de la Franja para “reconstruirla”, previa deportación forzada de los dos millones de personas que viven en Gaza, y convertir el lugar en la Riviera de Oriente Medio, lo cual según Trump, “podría ser maravilloso”.

Mientras crecen los planes para los resorts en el Mediterráneo, ayer mataron “a 9 de los 10 hijos de un médico palestino, como resultado de un ataque aéreo del Gobierno israelí en la Franja de Gaza, en un acto vergonzoso y cobarde”, decía el presidente del Brasil, Lula da Silva, en un tuit.

Hoy, la conocida frase, “quien salva una vida salva a la humanidad”, ya no alcanza, porque la humanidad está muriendo de hambre en Gaza.

Más contenido de esta sección