09 nov. 2024

Mocro Maffia (I)

Desde hacía un buen tiempo tenía dos hipótesis. La primera, que la cocaína es el nuevo esteroide criminal del Paraguay. Ha hecho crecer los mercados del crimen en el país en modo aceleradísimo. La segunda, que la principal actividad económica del Paraguay, y de otros países sudamericanos, es la política. Crear normas desde el Estado y vender su incumplimiento al crimen organizado. Ya no existe Estado soberano. El Paraguay de hoy es un protectorado de mafiosos multinacionales. Según instituciones que monitorean el submundo delictivo el país sería el número uno en tráfico irregular de armas y número cuatro en el ránking de los mercados del crimen, en ambos casos, en todo el mundo.

EL CASO MARSET

Algunas evidencias empíricas que podrían probar mi hipótesis me las regalaron Sebastián Marset, Enrique Riera y Bachi Núñez, todos ellos en sendas entrevistas de tv y radio emitidas entre el 26 /27 de noviembre. El primero hizo una afirmación, el segundo una confirmación y el tercero una confesión. Estos señores relataron que, efectivamente, el negocio de las drogas, por ejemplo, puede más que la soberanía constitucional del Estado paraguayo. Marset afirmó en una entrevista de la tv uruguaya que el Estado paraguayo “mantiene preso y aislado al famoso Tío Rico porque él puede decir muchas cosas de la política y de la corrupción”, relacionado con el negocio de las drogas en el Paraguay con protección estatal. El ministro confirmó en una entrevista televisiva que el “Estado ha sido penetrado por el crimen organizado en todos los niveles”. Eso supondría desde niveles que estarían por encima del secretario de Estado y por debajo del mismo. El senador asumió que es indudable la influencia de la droga en la política nacional. Nada que agregar.

De hecho, conforme a datos, que expongo más abajo y en próximas entregas, la política podría ser el rubro de negocios más lucrativo del Paraguay, de lejos, por encima de la ganadería, cría, recría, feedlot, soja, bancos, etc. El gran negocio es cooptar el poder político con el poder económico derivado de la economía informal y criminal, que equivale a más de 22 mil millones de dólares año o el 46 % del PIB, luego crear y administrar normas para en secuencia vender su incumplimiento con protección política a una economía subterránea cada vez mayor con efectos recíprocos y circulares que se retroalimentan.

Los que tienen más, de esta manera, están sobrerrepresentados en las instancias decisorias del Estado y los que tienen menos están subrepresentados. El modelo se reproduce. El pueblo vota y aplaude desde las graderías hace hurras al partido, pero ni huele quiénes y cómo realmente lo gobiernan.

Hay un nuevo negocio en este sistema, la exportación de drogas a Europa desde puertos paraguayos, lo que actúa, repito, como esteroide de los mercados del crimen en el Paraguay.

Los mismos crecen en forma acelerada, conforme a algunas operaciones antidrogas como A Ultranza. Repito, el país ya ocupa el cuarto lugar en este competitivo mercado y el primer lugar en el contrabando de armas, ambos trofeos, en el mundo entero.

LA ENTREVISTA

La entrevista a Marset realizada por la periodista Patricia Martin pareció ser una publinota de la política uruguaya buscando deslindar la corresponsabilidad y enrostrando la corrupción sólo a la clase política paraguaya y boliviana.

Aparentemente, el periodista director del programa de tv, Ignacio Álvarez, es amigo de Lacalle Pou. Además, un señor Romay, esposo de la exvicecanciller Carolina Ache que facilitó el pasaporte a Marset para que huyera de Dubái, sería parte de la familia dueña del canal 4 de Uruguay. Aun siendo así, la floja entrevista fue esclarecedora de cómo funciona la cabeza del que ante la periodista se manifestó como confeso traficante de drogas. Y, es más, se expuso cómo no funcionan los sistemas de seguridad del Paraguay totalmente vulnerables, o sobornados, por el crimen organizado.

El entrevistado hablaba como que él puede comprar protección política, policial, judicial, diplomática, de los países que quiera. De hecho, la entrevistadora viaja al Paraguay acompañada del abogado de Marset en avión comercial. Luego, ella voló en dos helicópteros sin control alguno por parte de las autoridades hasta la mansión del delincuente. Cero control aéreo del Estado paraguayo. Eso no descalifica lo que se vio. A juzgar por las acusaciones a funcionarios de Estado paraguayos y bolivianos, el crony capitalism en grado de pureza química gobierna Bolivia y Paraguay. Uruguay también estaría contaminado en beneficio del capitalismo de secuaces. No me lo esperaba. Argentina y Brasil igual, según periódicos de estos países, en especial de este último.

EL ESQUEMA. Marset aparece como proveedor de drogas desde Sudamérica a Europa. Es parte de un esquema. Lo llaman también el gerente de la hidrovía. El uruguayo sería solo una pieza del enorme rompecabezas que envía cocaína y lo recibe en puertos de la Unión Europea por vía marítima. En los containers que salen de puertos de Colombia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Argentina, entre otros, viaja la droga. La droga trae el dinero y el dinero compra todo, inclusive políticos. Es lo que aparece en varios informes internacionales. Parecería ser que gran parte de la política sudamericana está siendo financiada por lo que se denomina la Mocro Maffia, o mafia de los Países Bajos y de otras naciones de Europa, en especial la belga, aquí con bandidos balcánicos, que actúa en el puerto de Amberes. Siendo así, los dependientes químicos europeos están de parabienes y las democracias de fachada sudamericanas seriamente dañadas.

PAÍSES BAJOS

La plata de la droga mata gente. En Amsterdam, el 6 de julio del 2021 fue herido, nueve días después muere, el periodista Peter R. de Vries en una calle peatonal de Amsterdam, víctima de la Mocro Maffia. Esta organización criminal es liderada por holandeses de origen marroquí, de ahí el nombre. En el 2020 el Estado de derecho holandés apresó al jefe de esta mafia que es sindicado como el autor del atentado: Ridouan Tagui. La reacción política europea fue más firme que la sudamericana en casos similares. El rey Guillermo de los Países Bajos, cuya hija Amalia estaba para ser secuestrada por los delincuentes, dijo que la muerte del periodista fue un ataque a la libertad de prensa, una de las piedras fundamentales de la democracia y del Estado constitucional.

Derk Wiersum fue otro asesinado, un abogado que estaba investigando casos delictivos en el puerto de Rotterdam, una de las puertas de la droga sudamericana. Ambos ajusticiados de la mafia fueron relacionados a testigos protegidos dentro del juicio Marengo que procesa temas criminales del que pudo haber sido ser el jefe comprador de las drogas de Marset, el Sr. Tagui. El operativo A Ultranza de los Países Bajos sería el equivalente al juicio Marengo en la UE. Allá, el jefe ya está encarcelado. El Marset de los Países Bajos se llamaría entonces Ridouan Taghi. Anoten.

Y Marset, el Tagui de Sudamérica, anda suelto dando entrevistas a la prensa, probablemente, en complicidad con funcionarios estatales.

Si existen políticos paraguayos que estén metidos en esto en modo Erico Galeano, como uno de los supuestos socios de Marset, protegido de un importante grupo de legisladores y afiliados del partido del gobierno los empresarios legales del Paraguay deberían reconsiderar que es un pésimo negocio seguir financiando campañas electorales que conspiran contra sus propios negocios formales.

Qué acuerdo comercial con la UE podría sernos favorable en estas condiciones. Nuestras exportaciones legales ya entran sospechosas al viejo continente. Y la parte sana del Estado paraguayo no debe esperar que sus políticas públicas sean movidas por crisis y escándalos. La población también es parte del Estado. Deben hacer sentir su voz de inmediato.

Mientras tanto, el Paraguay suma una nueva característica con su amor por el infortunio: primitivismo productivo, capitalismo de secuaces, golpes palaciegos, lepra electoral y, ahora, la Mocro Maffia.

En próximas entregas el análisis continúa. Saludos cordiales.

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A continuación, una columna de opinión del hoy director de Última Hora, Arnaldo Alegre, publicada el lunes 2 de agosto de 2004, el día siguiente al incendio del Ycuá Bolaños en el que fallecieron 400 personas en el barrio Trinidad de Asunción.