07 ago. 2025

Memoria y justicia: A 20 años de la tragedia del Ycuá Bolaños

Veinte años después del funesto 1 de agosto de 2004, se debe admitir que Paraguay ha aprendido muy poco de las dolorosas lecciones que dejó el incendio del supermercado Ycuá Bolaños. En un frío y soleado domingo, el siniestro causó la muerte directa de 400 personas, dejó más de 500 heridos y 6 personas desaparecidas. Este es un día para honrar a quienes ya no están, reconocer a los sobrevivientes que lucharon contra el olvido y seguir reclamando al Estado y a las autoridades el derecho de vivir en ambientes seguros.

Hace exactamente veinte años, el Paraguay fue testigo de la mayor tragedia en su historia contemporánea.

En el populoso barrio Trinidad, centenares de vecinos acudían, como cada fin de semana, al local del supermercado Ycuá Bolaños; a las 11:20 se desató la tragedia cuando comenzó el incendio. Unas 1.500 personas se encontraban dentro del edificio.

Dos décadas después, persisten los interrogantes. Pese a todo, existen algunas certezas; una de estas es que la Justicia no estuvo a la altura del momento y las necesidades de las víctimas, quienes debieron revivir año tras año la revictimización en kafkianos procesos judiciales que dejaron sabor a poca justicia.

Otra de las certezas es la cadena de errores y omisiones que condujeron inexorablemente a la tragedia. Según la línea de tiempo establecida en el estupendo especial web de Ultimahora.com, diez días después del incendio, y con base en el peritaje de expertos extranjeros y locales, el informe preliminar del Ministerio Público confirmaba que el fuego tuvo origen en la cocina del patio de comidas, producto de la combustión de gases y carbonillas que se acumularon en la chimenea de la parrilla. Señalaban que las chispas de las brasas provocaron la combustión de gases que se extendió en el techo y cielorraso, que finalmente se desprendió, dando acceso al oxígeno que aceleró la incineración.

En el caso del Ycuá Bolaños, una de las lecciones más difíciles ha sido la falta de asunción de responsabilidades.

En setiembre de 2008 fue condenado el arquitecto que diseñó el edificio con una pena de dos años de prisión por la comisión del delito de actividades peligrosas en la construcción. Y pocos meses después, unos pocos funcionarios de la Municipalidad de Asunción fueron condenados a un año y seis meses por la aprobación indebida de los planos del supermercado; sin embargo, dichas penas fueron sustituidas por una multa para cada procesado, mientras que otros funcionarios fueron absueltos por la Justicia. Tanto el intendente de Asunción que estaba en funciones al momento de la habilitación del local (Burt-2001), como el que estaba en funciones cuando ocurrió el desastre (Riera-2004), prosiguieron con sus exitosas carreras políticas.

Años después, la ciudad sigue padeciendo debido a las lecciones no aprendidas. Es sabido que la mayoría de los edificios carecen de inspección final y tampoco es segura la implementación de sistemas de prevención. Veinte años después, las instituciones poco han invertido para mejorar el trabajo de fiscalizar la ciudad para que los vecinos vivan en ambientes más seguros. Las dolorosas lecciones en materia de seguridad edilicia en lugares de concurrencia masiva dejadas no han sido implementadas. Y sigue siendo una materia pendiente para toda la sociedad, la firmeza para exigir a las autoridades a que se cumplan las garantías de seguridad para las personas en lugares públicos.

El incendio del supermercado Ycuá Bolaños causó la muerte directa de 400 personas, 100 de ellas eran niños; se sabe que hubo más de 500 heridos, 206 niños quedaron huérfanos y veinte años después 6 personas continúan desaparecidas.

Veinte años después, se debe reconocer la inmensa labor de las víctimas sobrevivientes, los familiares y amigos de los 400 muertos, pues fueron capaces de sobreponerse a la pérdida, a la ausencia y al dolor para construir memoria. Precisamente en el predio donde estaba el Ycuá Bolaños, en el barrio Trinidad de Asunción, se levanta hoy el Sitio de Memoria y Centro Cultural 1-A, conocido como Memorial de Ycuá Bolaños. En este lugar se logró convertir la tragedia en “vida, esperanza y dignidad”, y se convirtió en un símbolo para el Paraguay.

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