“Me enorgullece demostrar que podemos hacer la misma labor que un hombre”

Me llamo Milena Magalí Martínez Santacruz, tengo 30 años y soy oriunda de la ciudad de Capiatá, actualmente vivo en la ciudad de Fernando de la Mora. Estoy trabajando como supervisora en el Departamento de Neumáticos en la empresa Toyotoshi. También estudié en la Universidad Americana, me recibí en la carrera de Comercio Internacional.

Vengo de una familia muy trabajadora; mi papá trabajaba en dos lugares para poder encargarse de la casa y mis estudios. Yo estudié en el Colegio Técnico San Nicolás de la ciudad de Fernando de la Mora. En aquel entonces, iba todos los días desde Capiatá a estudiar. Recuerdo que no había asfalto, todo era camino de tierra y me tomaba casi dos horas para llegar y luego tenía que volver a mi casa. Me acuerdo de que luego de unos años, mi papá con su esfuerzo se pudo comprar un Escarabajito y me buscaba a la salida del colegio y yo lo acompañaba a su trabajo. Él trabajaba en la parte de notificaciones en el Palacio de Justicia y yo lo ayudaba a entregar las notificaciones, después regresábamos juntos a casa. Siempre tuve el apoyo de mi familia y disfruté de una buena infancia, atesoro muchos buenos recuerdos. Antes de trabajar en Toyotoshi, realicé varios tipos de trabajos en mi vida. Me dedicaba a hacer promociones con el tema de lo que era el modelaje. Primeramente, ingresé en la empresa para hacer promociones y luego estuve en la parte de ventas, yo le recibía a los clientes en la recepción y les ofrecía las cubiertas que estaban promocionando en ese entonces. Después de cuatro años de haber trabajado así, a mí me ofrecieron un cargo en la parte de Supervisión de Neumáticos por una nueva marca que es la que nosotros tenemos hoy en día, que es Yokohama. Actualmente, formo parte de la empresa hace ocho años. Nosotros hacemos trabajos de cambio de las cubiertas, balanceo, alineación, rotación y corroboramos con el cliente que los neumáticos estén en condiciones para seguir. Cuando yo ingresé a este departamento no sabía absolutamente nada y ni siquiera sabía que las llantas tenían medidas. Luego me presentaron a un compañero, que se llama David, que está hace 25 años en la empresa, y él siempre me enseñó todo lo necesario, no me puedo quejar de mis compañeros porque siempre tuve su apoyo. Al principio, me costó porque generalmente las mujeres no nos fijamos en esas cosas. Sabemos cómo conducir y que el vehículo se prende y va, pero no nos fijamos que tenga agua o que esté calibrado el neumático para poder viajar, siempre este tipo de trabajo lo dejamos como algo más que el hombre debe hacer. Sin embargo, es fundamental que cuando nosotras tengamos nuestro propio vehículo debemos tener en cuenta y saber esos detalles básicos. Es relevante conocer qué calibración necesita nuestro vehículo porque un auto no es lo mismo que una camioneta. Hay muchos factores que yo desconocía y me di cuenta que dentro del neumático hay un mundo infinito. tabú laboral Con este trabajo lo que aprendí en realidad es a manejar ese tipo de situación y lo difícil que es tratar con hombres cuando sos mujer, porque todavía existe un tabú en la sociedad cuando las mujeres hacemos este tipo de trabajos. Yo me di cuenta de ello porque algunos hombres directamente no quieren hablar contigo y buscan un hombre porque piensan que por ser mujer vos no vas a entender. También me ha pasado que algunos hombres que ya hablaron conmigo, van a validar afuera con la gente de una gomería, por ejemplo, solo porque no confían en que las mujeres también entendemos mucho de todo lo que sea mecánica en general. El momento en el que sentí más orgullo como profesional fue en una convención latinoamericana de Yokohama, porque era la única mujer en el grupo de todos los hombres que estaban presentes y había personas de diferentes países. Fue un gran logro porque yo representé a mi país dentro de lo que es la marca, y también como mujer, fue muy satisfactorio. El sentimiento fue inexplicable. EMPODERAMIENTO FEMENINO Hoy en día, las mujeres podemos hacer de todo y les insto todas a que no tengan miedo a este tipo de trabajo. Yo conozco a muchas mujeres que también lo realizan. Sí, es un trabajo de fuerza física, pero también de mucho tacto con el cliente, hay veces que la persona te hace de menos por ser mujer, pero cuando vos podés hablar de manera técnica para explicarle las razones por las cuales no se puede realizar un pedido específico, ellos te toman credibilidad y confianza. Nosotras también tenemos una oportunidad en esta área de trabajo y es cierto que el 90% son hombres, pero en un 10% lo hacemos las mujeres y de a poco vamos marcando la diferencia. Es ahí donde demostramos la igualdad de género por hacer la misma labor que un hombre. Nunca en mi vida creí estar donde hoy estoy, porque yo venía de estudiar en una escuela de modelaje, pero con el tiempo descubrí que me apasiona la mecánica porque te abre un mundo totalmente distinto.