06 dic. 2024

Mariano Roque Alonso: El hombre detrás del nombre de una ciudad

Un nuevo aniversario se cumplió el 27 de octubre, cuando, durante la administración del presidente Eligio Ayala en 1927, se realizó la histórica expropiación de tierras a Liebig’s Company. Estas 700 hectáreas, ubicadas en Corumba Cué, pertenecientes al distrito de San José de los Campos Limpios de Tapuá, sería el inicio de una ciudad que llevaría el nombre de un personaje casi olvidado, un protagonista secundario, cuya historia es digna de ser rescatada.

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El busto de Mariano Roque Alonso en la ciudad que lleva su nombre.

Ángel Piccinini
Investigador

Según consta en su fe de bautismo, Mariano Roque Alonso Romero nació el 7 de agosto de 1791 en Capiatá. Fue hijo de Vicente Alonso y María Águeda Romero. La trayectoria militar de Alonso se inicia formalmente en diciembre de 1825 cuando ingresa a las fuerzas armadas como sargento en la guarnición de la Villa del Pilar. Desde sus primeros días en el servicio, Alonso demostró ser un militar excepcionalmente versátil, destacándose en tres áreas fundamentales: sobresalía en la infantería con una disciplina ejemplar, poseía valiosos conocimientos de navegación que lo distinguían de sus pares, y exhibía una notable maestría en la equitación, habilidades que en conjunto lo perfilaban como un elemento valioso para las fuerzas armadas.

Su carrera se vio significativamente influenciada por las políticas restrictivas imperantes durante la dictadura del Dr. Francia, permaneció en el rango de sargento hasta los 48 años, cuando en mayo de 1839, durante los últimos años del gobierno del Dr. Francia, cuando fue designado como jefe de la Cuarta Compañía del 11º Batallón. Apenas un mes después de esta designación, en junio del mismo año, Alonso finalmente ingresó al cuadro de oficiales en el grado de subteniente de fusileros en el Cuartel de San Francisco. Durante la dictadura, el máximo grado al que podía aspirar cualquier militar era el de capitán.

Así encontraba a nuestro biografiado la muerte del dictador José Gaspar de Francia el 20 de setiembre de 1840, nueva Junta de Gobierno pos-Francia dominada por militares, comandante de los cuarteles de Asunción, sorprendentemente designó como presidente a un civil, Manuel Antonio Ortiz.

Esta elección posiblemente se debió a su experiencia en la administración pública, ya que su rol previo era comparable al de un intendente actual. Los comandantes asumieron posiciones como vocales, entre ellos Miguel Maldonado, comandante del Cuartel de San Francisco. Esta reorganización promocionó a Mariano Roque Alonso al mando del Cuartel de San Francisco, don Carlos Antonio López, que había sido llamado de su estancia de Olivares por este gobierno ya estaba en Asunción.

Si bien, en cierta medida la legalidad de este gobierno estaba respaldada por los representantes de la población asuncena, no era a nivel país, como acostumbraban a llamar los anteriores congresos, cuya convocación era esperada y no era anunciada aún…

El gobierno en cuestión llegó a su fin el 22 de enero de 1841. Ese día, siguiendo instrucciones de los líderes militares de la capital, incluyendo a Mariano Roque Alonso, el sargento Romualdo Duré, al frente de un grupo de 75 soldados, procedió a detener a los miembros de la Junta Gubernativa. Los comandantes militares designaron una nueva Junta Provisoria compuesta por tres ciudadanos del gobierno anterior: Juan José Medina, quien fungía como alcalde primer juez ordinario interino, José Gabriel Benítez y José Domingo Campos. Esta nueva junta tenía la tarea de convocar al Congreso General.

La ceremonia de juramento de los nuevos gobernantes se llevó a cabo ante Francisco Javier Filártiga, quien ocupaba el cargo de alcalde segundo juez. Este evento contó con la presencia de los comandantes militares mencionados anteriormente, así como de los miembros del Cuerpo Municipal de Asunción. El Triunvirato del Gobierno realizó la convocatoria al Congreso para el 19 de abril de 1841, tras el último que había declarado dictador perpetuo al Dr. Francia en 1816. El motivo principal por el que el primer gobierno pos-Francia había sido derrocado fue subsanado, pero no era sola la situación del país delicada y sin orientación que peligraba la anarquía, sino la sed de poder que apresuraba a algunos.

Es así que los comandantes de los cuarteles de la capital se volvieron árbitros de la política paraguaya, teniendo como cabeza a Mariano Roque Alonso, ya en estrecha complicidad con Carlos Antonio López, el 9 de febrero, hizo un nuevo pronunciamiento, poniendo fin al Triunvirato puesto por ellos mismos, asumiendo Alonso como comandante general de Armas y designó en carácter de secretario a su cómplice, y convocaron el Congreso para el 12 de marzo.

La Declaración de la Junta Provisoria en su quinto punto dispuso: “El expresado comandante general de Armas habitará en el expresado Cuartel de su cargo (el de San Francisco, elevado en una especie de Casa de Gobierno), y tendrá a su lado y compañía al Secretario mencionado”. Es así que el nuevo dúo heredero de Francia empezó a modificar el ambiente dominado por ideas aislacionistas y antiextranjeras, López, con gran habilidad y paciencia, fue sembrando gradualmente ideas más abiertas y liberales. Al acercarse las elecciones, la figura de Norberto Ortellado, un fiel seguidor de Francia, se perfilaba como el candidato favorito. Sin embargo, López y sus aliados, conscientes de la influencia del dictador sobre el pueblo, difundieron rumores sobre una supuesta designación de López como sucesor. Ante la imposibilidad de una candidatura directa, recurrieron a la fórmula del binomio militar-civil consular, estrategia ya usada por los próceres de 1811, con Yegros y Francia.

El plan de gobierno de Alonso y López persistió frente a las propuestas más moderadas de Juan Bautista Rivarola, prócer de la independencia, denunció la falta de consenso y la precipitación con la que se pretendía establecer un nuevo orden, y exigió una Constitución que garantizara la separación de poderes y los derechos de los ciudadanos. No obstante, la amenaza latente de la guardia de honor a mando de Alonso, recordaba las maniobras coercitivas de Francia cuando fue declarado dictador temporal en 1814, acalló las voces críticas.

Así fue que el Congreso celebrado el 11 y 12 de marzo, en el Cuartel de San Francisco, con una asistencia de 250 diputados y bajo la presidencia de Mariano Roque Alonso y Carlos Antonio López, se estableció un gobierno provisional de tres años. Alonso y López asumirían conjuntamente el poder ejecutivo, con responsabilidades militares y administrativas, respectivamente. La autoridad municipal actuaría como árbitro en caso de desacuerdos. Como compensación por sus funciones, López percibiría un salario anual de 3000 pesos y Alonso de 2000 pesos por año.

En los siguientes días, para lograr el consulado su consolidación, “De los sueldos líquidos quedados por muerte del Supremo Dictador…” para otorgar un mes de sueldo adicional a todos los militares, desde los cuarteles hasta las fronteras. Además, se entregará un pago especial a las tropas en puntos claves, como Olimpo y San Carlos, y se proveerá de nuevo equipamiento. Para asegurar la lealtad de los oficiales, se llevarán a cabo una serie de ascensos.

El antiguo secretario ejercía un control efectivo sobre las decisiones gubernamentales, respaldado por su vasta experiencia, a pesar de la aparente distribución formal del Poder Ejecutivo. Esta concentración de poder se reflejaba claramente en las diferencias salariales.

En este contexto resultó predecible que el Congreso de 1844 decidiera desplazar a Alonso, designando a López como presidente. La humillación se completó al asignarle a Alonso una pensión de apenas 20 pesos, equivalentes a un magro 12% de su anterior salario como cónsul. Este episodio evocaba el precedente histórico de 1814, cuando Francia había aplicado una estrategia similar contra Yegros.

En el ámbito personal, Mariano Roque Alonso contrajo matrimonio tardíamente con Juana Inés Cabrera en 1845. Aunque este matrimonio no produjo descendencia, Alonso tenía una hija natural llamada María Eleuteria.

Los últimos años de su vida estuvieron marcados por la enfermedad. Habiendo testado el 19 de enero de 1853, Alonso falleció en Ybytymí el 9 de agosto del mismo año, por la prolongada dolencia, dejando tras de sí un legado que sería recordado en los anales de la historia paraguaya.

La iniciativa de Eligio Ayala culminó el 30 de agosto de 1945, cuando el presidente Higinio Morínigo, mediante el Decreto 10154, elevó el asentamiento a distrito, creando la Municipalidad de Tercera Categoría de Mariano Roque Alonso, inmortalizando así el nombre de este destacado militar paraguayo.

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Reproducción de la rúbrica de Mariano Roque Alonso.

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