Cuidar a las que cuidan. Más allá de las frases cotidianas que las madres son “guapas” o del mito que “siempre pueden con todo”, hay un tema que se invisibiliza: La salud mental.
En el Día de la Madre, la psicóloga Liz Aguiar dijo que el bienestar de las madres que cuidan es el pilar del equilibrio familiar. “Madres sanas, familias fuertes”, es la frase con la que sintetiza la sicóloga la importancia del cuidado de la salud mental de ellas. “Es muy importante cuidar nuestra salud mental para tener un bienestar no solo nuestro, sino el del entorno familiar”.
Con relación a la etapa de la maternidad, dijo que la idealización de las madres con qué pueden enfrentar todo a menudo trae consecuencias en la salud mental.
“La maternidad es una experiencia bastante profunda y una de las etapas que más demanda emocionalmente requiere de las mujeres”.
A menudo –explicó– está idealizada esta experiencia y puede generar frustración, ansiedad y agotamiento cuando las expectativas no se cumplen. Dijo que se espera que la madre haga todo y que no se equivoque.
“Nadie es perfecta. No hay una madre perfecta, sino que también podemos cometer errores”. Añadió que ser una madre real incluye también sentirse cansada, dudar, necesitar espacio.
“Es fundamental reconocer que toda madre necesita un cuidado, de que no está solo en las tareas, sino que tiene que ser acompañada emocionalmente, validarla sin juzgar y tratar de entender que ella sola no va a poder”.
IMPACTO. Uno de los factores que más afecta a las madres es la sobrecarga de responsabilidades, especialmente porque muchas también trabajan y a la par tienen que hacerse cargo de los quehaceres de la casa.
“La mamá es responsable de hacer esto, de lavar los cubiertos, todo. Eso genera estrés, eleva el cortisol y termina afectando su salud”.
Ante este panorama, la psicóloga recomienda: Pedir ayuda sin culpa, delegar tareas, mantener una red de apoyo, dormir y alimentarse bien, y destinar al menos diez minutos diarios para una actividad personal placentera: Caminar o leer.
Advirtió también sobre el impacto que tiene la falta de apoyo dentro del hogar. “Las mamás se sienten saturadas porque llegan del trabajo y el marido ve su fútbol y ella tiene que ponerse a limpiar”. En este punto dijo que es importante el diálogo con la pareja para la distribución de las tareas.
Añadió que es esencial que el entorno –pareja, hijos, familia, comunidad– entienda que cuidar también implica acompañar emocionalmente”.
También insistió en la importancia de validar las emociones. “Está bien sentirnos cansadas, frustradas, confundidas. Hay veces que es normal sentirnos bajón. Ahora si persiste el bajón, ahí es cuando uno tiene que buscar ayuda profesional”.
Delegar tareas sin culpa: Pedir ayuda y compartir responsabilidades no es debilidad. Es parte del autocuidado.
Dormir y alimentarse bien: El descanso y una nutrición adecuada son claves para mantener el equilibrio emocional.
Darse tiempo personal: Leer, caminar o simplemente tomar un café sola. ¡Unos minutos diarios pueden hacer la diferencia! Validar las emociones: Sentirse cansada, frustrada o triste está bien. Reconocer y expresar lo que sentimos es saludable. Buscar ayuda profesional: Si el malestar persiste, hay decaimiento, malestar, tristeza, hablar con un psicólogo o terapeuta puede ser esencial para recuperar el bienestar.