23 ene. 2025

Luz Ruiz Díaz: Una joven con sueños hechos realidad a pesar de la adversidad

La joven de 27 años es dueña de su propio local de belleza para mujeres. De profesora de danza a diseñadora, siguió un camino que le dio sorpresas y hoy se siente plena en lo que le da la verdadera felicidad.

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Mi nombre es Luz Mariela Ruiz Díaz Fabio, acabo de cumplir 27 años y soy la propietaria de Luzmi Fabio, un negocio de belleza femenina que lleva 6 años en el rubro.

Nací y crecí en Fernando de la Mora, la ciudad de mis amores. Cursé el bachiller técnico en Diseño Gráfico y Publicidad, en el colegio Nacional de EMD Dr. Fernando de la Mora.

Desde que tengo uso de razón siempre traté de tener mis emprendimientos. Desde pequeña me dedicaba a hacer zapatillas bordadas y cada tanto incursionaba en otras cosas que me pudieran generar más ingresos. Hacía tarjetas por el Día de los Enamorados con fotos, sublimaciones, ploteados, diseñitos, etc.

Desde pequeña me atrajo el mundo del arte, por lo cual mi mamá mi inscribió a unas clases de baile, porque dice que yo no paraba de bailar, ahí inicié el preballet a los 3 años.

Así fue que empecé la carrera de danza a los 7 años y la terminé a los 19 años, obteniendo el título de profesora superior de danzas española y paraguaya. Para recibir el título de profesora de danza, debía cursar unas materias complementarias, entre ellas maquillaje, y fue cuando descubrí este mundo, el cual me enamoró y es mi gran pasión y fuente de trabajo y expresión artística.

Gracias a Dios, hasta hoy día cuento con el gran apoyo de mis padres, Florencia Fabio y José Ruiz Díaz, quienes también me impulsaron y me brindaron los recursos para poder iniciar y culminar mis cursos de maquillaje.

En toda mi carrera de danza, que son más de 12 años, siempre tuvimos la idea de que al terminar abriría mi academia de danza o que ejercería como profesora en alguna academia, pero lastimosamente, terminando la carrera, me encontré con personas que debían ayudarme y, sin embargo, por diferencias de ideologías me pusieron muchas trabas para presentar mi tesis, lo cual hizo que yo desista de ejercer en el mundo de la danza.

A la par de la danza siempre estuvieron mis estudios académicos. Al terminar el colegio debía ir a la universidad, pero me costaba mucho decidirme por una carrera, nada de lo que intentaba parecía ser mi camino.

Así fue que dejé dos carreras en la Universidad Nacional de Asunción, en facultades donde me había empeñado mucho en ingresar, la primera carrera fue Tecnología de Producción en 2014, y la segunda, Diseño Industrial en la FADA en 2019, siempre en búsqueda de algo que me llenara y me hiciera feliz

En aquel momento, en 2014, cursaba la carrera de Tecnología de la Producción, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Facen), la cual tuve que dejar de lado porque no me llenaba y la tesina de danza me consumía mucho tiempo, ya que la tuve que preparar sola, sin la ayuda que debería recibir.

Mis padres nunca se molestaron conmigo por cambiar de carrera o decidir ser mi propio jefe. Eso les agradezco con todo el corazón, son mis pilares. Mi mamá es diseñadora y realiza prendas para danza y yo le ayudo y me encargo de colocar las lentejuelas y plumas.

Un nuevo comienzo

Mi época de estudiante universitaria estuvo acompañada de mis trabajos de maquillaje, hacía servicios a domicilio, hasta que tuve la suerte de poder abrir un salón en mi casa, y así dejar de apeligrarme cuando salía para los servicios a domicilio.

En enero de 2020 se me ocurre empezar a estudiar en la rama de las uñas, todo lo que tenga que ver con uñas esculpidas, cuidados, manicura, etcétera, ya que en mi salón generalmente solo tenía clientes los fines de semana, que es cuando más eventos sociales hay; sin embargo, en las uñas también tendría trabajo entre semana.

Recuerdo que luego de mi primer curso de uñas había ayudado a mi hermano con un trabajo suyo, por el cual él me pagó y yo estaba tan feliz porque con eso pude comprar mis primeros insumos de uñas. Empecé a practicar con mi mamá, mi hermana y amigas. En marzo de 2020 empezaba mi segunda carrera en la universidad, había cursado recién una semana cuando la pandemia llegó y se suspendieron las clases, en ese entonces me dediqué a las uñas y vender tortas con mi familia, ya que nadie estaba trabajando.

Seguí practicando y tomando más cursos que me llevaron a tener la calidad de servicio que ofrezco hoy día.

Poseo un título de artista profesional en uñas artificiales, lo que me permitió ejercer también como profesora en un instituto y también con cursos personalizados de forma particular.

Nueva aventura y un final feliz

Como no puedo quedarme quieta y me gusta mucho seguir aprendiendo, me metí de lleno en lo que es el mundo de la estética, estudiando otras áreas como cuidados de las cejas y pestañas, micropigmentación, cosmetología, etc.

En ese tiempo amplié 4 veces mi local. En mayo de 2022 decido abrir un negocio en sociedad, que lastimosamente no funcionó y lo tuvimos que cerrar. Fue muy difícil recuperarme de esa inversión, pero siempre estuvo mi familia apoyándome con todo lo que necesitaba.

A mediados del 2022 habilito en mi salón la zona de peluquería, para donde ya precisé contratar personal, traté de darles oportunidad a más mujeres de emprender y tener su propio dinero, pero, lastimosamente, me encontré con varias dificultades, como personal desleal, y me costaba encontrar personas con principios y las ganas de trabajar, por lo que por un tiempo trabajé sola nuevamente.

Debido a esto, me vi obligada a estudiar peluquería, porque sabía que si iba a volver a contratar personal, yo debería tener noción del tema. Todos los días tenía un curso diferente en un lugar diferente, hice cursos de peluquería general, colorimetría, corte femenino, entre otros.

Hice cursos para peinados, hoy soy especialista en uñas, maquillaje y peinado.

Tengo la bendición de seguir capacitándome y ser fuente de trabajo, como siempre soñé.

Puedo decir que realmente dulces son los frutos de la adversidad, porque todo lo que pasé me sirvió para encontrar mi camino y dedicarme a lo que hoy me genera ganancias para vivir; y lo más relevante, lo que me hace verdaderamente feliz.

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