Andrés Colmán Gutiérrez
Escritor y periodista
Será recordado seguramente por muchas cosas, pero principalmente por haber embestido contra los molinos de viento de la ignorancia y la incultura, logrando derribar un viejo mito gigante, ese que desde hace mucho tiempo nos mantenía engañados con la falsa verdad de que “al paraguayo no le gusta leer libros”.
Era mentira. Aníbal Barreto Monzón, ex sindicalista, recordado luchador por la libertad contra la dictadura stronista, apasionado escritor y uno de los raros quijotes que a veces suele engendrar esta tierra, clásico caballero andante “con la adarga al brazo”, empezó a demostrar en octubre de 2018 que, la realidad de que muchos paraguayos y paraguayas no leyeran un libro se debía simplemente a que nadie les había permitido tener algún ejemplar interesante en las manos, a no encontrar suficiente motivación lectora en la escuela o en el colegio, o directamente por no poder comprarlos entre los productos de primera necesidad, debido al cada vez más escuálido presupuesto familiar.
Aníbal, nacido en la bucólica compañía Karanda’yty, de Coronel Oviedo, proviene de una familia de literatos, periodistas y activistas sociales que conocieron la represión y la persecución política, situación que los hizo indoblegables.
Fue un destacado dirigente del histórico SEOC (Sindicato de Empleados y Obreros del Comercio) en los 80, licenciado en Letras, autor de varios libros con títulos pintorescos (Democracia a lo Luque, propuesta política de un colorido partido divertido, 1995; El doctor, mi candidato, 2003; La vida en pedazos, 2009; La ley no es zoncera, 2009; La dictadura, el exilio, el amor y otras locuras, 2015; Las fiestas privadas, 2017).
LA CRUZADA DE LAS BIBLIOTECAS
El principal legado de Aníbal inició fortuitamente en 2018, cuando con su esposa Cielo viajaron a Estados Unidos. En una plaza de la ciudad de Clifton, Virginia, les llamó la atención una especie de colorido buzón lleno de libros, instalado en medio de una plaza.
Observaron que varias personas se acercaban al pequeño estante, seleccionaban algún libro y se sentaban a leer a la sombra de los árboles, libremente. Otros traían más libros y los intercambiaban con los que había en la diminuta y pintoresca biblioteca callejera.
Aníbal se tomó una foto con la pequeña biblioteca y la compartió en su perfil de Facebook, relatando su experiencia.
Agregó una línea que desencadenó una aventura cultural: “¡Qué lindo sería hacer algo similar en el Paraguay!”.
Personas que lo leyeron en Paraguay asumieron el desafío. Pryscila Isabel León, una vecina de Lambaré, también apasionada por la lectura, fue la primera en tomar contacto. “Hagamos la biblioteca yo puedo mandar construir el mueble y vos conseguís los libros”, le propuso. Tras superar algunos obstáculos burocráticos municipales, el sábado 27 octubre del 2018, a las 10 de la mañana, se inauguró la primera biblioteca callejera en la plaza Ayolas frente a la Municipalidad de Lambaré.
“No va a durar”, “te van a robar todos los libros”, “es una quijotada en un país de gente ignorante”, “a los paraguayos no les gusta leer”, fueron algunos de los comentarios negativos que recibieron Aníbal, Pryscila y otros que se fueron sumando a la cruzada, pero esa primera biblioteca de Lambaré no solo sigue allí, funcionando activamente, sino que desde entonces el ejemplo se ha replicado en gran proporción, sumando unas 155 bibliotecas callejeras en distintos pueblos y ciudades del Paraguay.
Además de Aníbal y Priscila, la cruzada tuvo pronto otros entusiastas promotores, como Álvaro Gímenez Kropf, Jorge Cachito Ávalos, Mario Casartelli, entre muchas otras personas que hoy conformamos la red Bibliotecas Callejeras Paraguayas. En nuestro caso, desde nuestro espacio creativo Ñe’e Raity, en Atyrá, hemos acompañado la creación de nuevos sitios de lectura en Atyrá, Altos, Itá, Valenzuela, Santa Rosa del Aguaray, Itauguá, Asunción, entre otros lugares, en varios de ellos con la entusiasta presencia de Aníbal, aunque ya se encontraba con graves problemas de salud.
SOLIDARIO, HASTA EL FINAL
Desde que empezó a padecer un caso de aneurisma cerebral, en 2020, Aníbal fue sometido a varias cirugías y fue perdiendo movilidad, lo cual no le impidió desplazarse a muchos actos de inauguraciones de nuevas bibliotecas callejeras por todo el país, en muchos casos ayudado con muletas, en silla de ruedas, sostenido por su tenaz esposa Cielo por sus hermanos y familiares. En todos estos encuentros disfrazaba el dolor y las molestias de la enfermedad con un sentido del humor y de ánimo formidables.
Tuvimos ocasión de brindarle varios homenajes en vida, como las que realizamos en las Ferias Internacionales del Libro de 2022 y 2023, en Asunción, junto con la Sociedad de Escritores del Paraguay, la editorial Servilibro y el espacio Ñe’e Raity, al igual que el multitudinario tributo que le brindó la Gobernación de Caaguazú, en su ciudad natal Coronel Oviedo, durante una feria departamental en mayo y junio de 2023.
En todos estos encuentros, Aníbal buscaba negar su protagonismo en la gran cruzada cultural, alegando que él solo era el dinamizador de una idea. “Yo solo soy un jalero, es la gente la que lleva adelante esta cruzada”, solía decir.
Este martes 29 de agosto, al día siguiente de que el Gobierno haya promulgado la nueva Ley de Fomento de la Lectura y del Libro, coronando una larga lucha de los creadores de cultura, Aníbal se entregó al descanso físico, dejando un enorme legado que cada vez se valoriza más.