20 dic. 2025

Las especies marinas huyen más rápido que las terrestres del calentamiento

Las especies marinas huyen hasta seis veces más rápido que las terrestres de la crisis climática y son más sensibles a las fluctuaciones de temperatura, indica un estudio franco-estadounidense que subraya que la redistribución de la biodiversidad tendrá mayor impacto en los océanos que en la tierra.

mares.jpg

El anisakis se puede encontrar en una gran variedad de especies marinas y cuando las personas lo consumen, el parásito puede invadir la pared intestinal.

Foto: eltiempo.com.

Su análisis, publicado este lunes en la revista Nature Ecology & Evolution, se basó en 258 informes ya disponibles, la mayoría realizados en las dos o tres últimas décadas, para cuestionar la capacidad de adaptación de los organismos frente al calentamiento climático esperado este siglo.

Las más de 12.400 especies animales y vegetales cubiertas apenas representan un 0,6% de la biodiversidad mundial, según explicó a EFE uno de sus autores, el experto del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) Romain Bertrand, pero permiten aportar ya conclusiones claras sobre el impacto del alza de las temperaturas.

Para compensar ese aumento, las especies marinas se desplazan hacia los polos a un ritmo medio de 5,92 kilómetros al año, hasta seis veces más rápido que las terrestres, que suelen dirigirse a las cumbres de las montañas, más que a latitudes más altas.

En estos cambios tiene una influencia determinante la actividad humana: en los océanos, la pesca intensiva o la acidificación de las aguas acelera esos desplazamientos, mientras que en la tierra el urbanismo o la agricultura, entre otras, los frena.

Los cambios en el uso de la tierra o la fragmentación de los hábitats naturales de los animales son otros factores que obstaculizan la capacidad de las especies terrestres para detectar los cambios isotérmicos y escapar de estos hacia entornos más clementes.

Lea más: Advierten que la crisis del Covid-19 no frenará el calentamiento global

Aunque el estudio hace una lectura global de este fenómeno, sí señala que los animales de sangre fría, como los insectos, los peces o anfibios, son más sensibles a los cambios de temperatura que los de sangre caliente, como los mamíferos, lo que hace que estos sean menos propensos a desplazarse como respuesta directa al calentamiento.

El informe no se centra en el impacto de esos desplazamientos, pero sus autores avanzan que pueden ser sanitarios y económicos, porque algunas especies son vectores de enfermedades o porque su cambio de hábitat puede afectar, por ejemplo, a las reservas de pesca en una zona, lo que a su vez podría originar conflictos entre países.

Sus autores advierten de que las conclusiones son parciales, porque la mayoría de estudios disponibles estaban enfocados en Europa y Estados Unidos y apenas hay información de zonas como la Amazonía, que abarca gran parte de la biodiversidad mundial.

No obstante, alertan de que pueden interpretarse como una advertencia de cara al futuro, como la punta del iceberg de los cambios que se están experimentando.

“Hemos observado modificaciones importantes, pero nuestro estudio es un grito de alarma para decir que todavía no conocemos mucho”, recalca otro de sus autores, el investigador del CNRS, Jonathan Lenoir, sobre ese análisis en el que también han participado, entre otras, la Universidad de Toulouse.

Más contenido de esta sección
Un mapache se emborrachó tras beber de varias botellas en una licorería del estado de Virginia, en Estados Unidos, y acabó desmayado en el baño del establecimiento, según informaron autoridades locales.
Al contrario que otros animales que ocultan su enfermedad a la manada para no ser excluidos, las hormigas avisan cuando sufren una infección para no infectar al resto de la colonia y que les sometan a un proceso de desinfección al que no sobreviven, según una investigación austríaca publicada este martes.
Un joven fue atacado mortalmente por una leona en un zoológico de Brasil ante los ojos de los visitantes, después de escalar un muro de 6 metros, superar las vallas de seguridad y descender por un árbol para ingresar al recinto, informaron las autoridades.
Sincronizar movimientos con la música es uno de los sellos distintivos de la cultura humana, pero sus orígenes evolutivos y neurobiológicos se desconocen. Ahora, un estudio experimental va más allá y observa en dos macacos, previamente entrenados, sus capacidades para marcar el tempo de una pieza musical.
Mediante un allanamiento realizado por la Policía Nacional en Capitán Bado, Departamento de Amambay, se logró recuperar un animal canino denunciado como robado.
Un volumen de plástico de casi tres terrones o cubitos de azúcar es suficiente para matar a un ave marina común (de unos 25-30 centímetros de largo), según constató un estudio científico basado en casi 10.500 autopsias a especies marinas.