19 abr. 2024

“La formalización y el empleo deben ser vías para contener la inseguridad”

Delincuencia urbana y rural que afecta a la actividad económica, genera perjuicio y obliga al uso creciente de sistemas de seguridad; en el campo, la propiedad tiende a desvalorizarse, según analiza el especialista.

Al tiempo de mencionar que la inseguridad aumentó indudablemente en zonas de la Gran Asunción con la pandemia del Covid-19, debido a las menores oportunidades laborales y mayores necesidades económicas, Luis Fretes, experto en temas de seguridad y director del Grupo Protek, indica que la delincuencia aumenta cuando las fuerzas públicas no tienen presencia y acarrea perjuicios monetarios a familias, despensas y comercios de mediano y hasta de gran porte. Última Hora consultó al respecto con el especialista, quien aboga por la formalización y la empleabilidad para contener el fenómeno, que en los últimos diez años obliga a una explosión de instalaciones de sistemas de seguridad: circuitos cerrados de televisión, alarmas, portones y rejas eléctricas, etcétera.

–¿Cómo evoluciona un escenario en que la inseguridad prevalece y hasta aumenta?

–La delincuencia siempre aumenta cuando los organismos de seguridad del Estado, como la Policía Nacional, se muestran ausentes. Esto se evidencia directamente en la inseguridad en la vía pública (la modalidad más diseminada está centrada en los llamados motochorros). Desde que apareció la fuerza de élite Lince, los niveles disminuyeron un tiempo en los lugares con presencia de estos uniformados, principalmente en Asunción.

–¿Se tenía la percepción de más seguridad?

–Claro. Inclusive pudo generarse un movimiento nocturno interesante en el centro asunceno, lo que favoreció al sector gastronómico y locales que activan a esas horas. La presencia de Lince con respuestas rápidas a determinados incidentes, con aparición en forma proactiva hizo que los delincuentes migren a lugares menos desprotegidos, lo que se sintió en el área metropolitana.

–Se desprotegieron otras zonas…

–Así mismo. Vemos por cámaras de circuito cerrado que vienen aumentando los hechos perpetrados por motochorros, que actúan con violencia y algunas veces las víctimas también les reaccionan. Eso puede disminuir solo mediante la presencia policial con las mismas movilidades y reacciones rápidas, no así tanto con vehículos policiales de cuatro ruedas, porque a veces las arterias son más rudimentarias en esas zonas, respecto de la capital.

¿Cómo evolucionó el modus operandi?

–Antes, los delincuentes subían al transporte público y despojaban de pertenencias a los pasajeros, pero últimamente comprar una moto es muy barato (hasta por G. 60.000 mensuales se la puede conseguir), y con este elemento es más fácil la escapatoria frente a los inconvenientes en los micros.

–Además de la vía pública, ¿qué otra modalidad genera perjuicio económico y hasta en vidas a las familias?

–Luego están los robos a las residencias y a los comercios, a mano armada y focalizados en la caja registradora donde están los billetes. Muchos locales (por cuestión de presupuesto) no tienen protección de guardias estáticos ni circuito cerrado de cámaras o elementos electrónicos, como alarmas, que son disuasivos para que el ladrón no elija precisamente ese local.

–¿Qué paradigmas de otros lugares pueden replicarse para aminorar el efecto de la inseguridad en la economía?

–Nueva York se había convertido en una de las urbes más peligrosas un tiempo, hasta que llegó como alcalde Rudolph Giuliani (a mediados de los noventa) y aplicó tolerancia cero contra la delincuencia, con sanciones hasta a los pequeños actos irregulares. Redujo y saneó en un 30% los altos mandos policiales corruptos y en algunos años la ciudad neoyorquina se convirtió de nuevo en una de las más visitadas del mundo. Se fomentó el turismo y cambió su cara.

–¿Cómo analiza la violencia en el ámbito rural?

–La mirada hacia el fenómeno en el interior del país debe llevarnos indefectiblemente a la producción ganadera y la de granos (soja, principalmente). Se plantea como uno de los modelos el abigeato, y hay zonas muy conflictivas, además de trasladarse el fenómeno hacia el Chaco, donde está un foco significativo para la producción pecuaria.

–¿De qué manera afecta económicamente en estos ámbitos?

–En varios sentidos: afecta en la pérdida del valor de lo que se roba (bienes, maquinarias agrícolas); pero también en el valor inmobiliario, principalmente con la presencia del EPP, abigeos o también invasores de tierra: baja totalmente el precio del inmueble, incluso a menos del 50% de su cifra real. La desinversión –que viene posteriormente– para innovar en la ganadería o los cultivos se presenta por el hecho de no existir seguridad jurídica. Es la propiedad de uno, pero no puede disponer libremente por verse embretado ante estas circunstancias adversas que no le permiten generar el lucro normal por el que dedica su tiempo laboral y sus inversiones.

–¿Qué grandes etapas se evidenciaron en torno al aumento de la delincuencia y su efecto en la economía?

–Con el advenimiento de la democracia se notó un crecimiento de la delincuencia, porque las medidas paliativas ingresaron en una enorme burocracia y la efectividad de los organismos de seguridad, de Fiscalía y juzgados, tienen un accionar mínimo. Antes el ladrón quedaba en manos de la Policía y el proceso de ser juzgado casi no existía. Aún no se puede enfrentar bien, en democracia, el crecimiento de la inseguridad.

–¿Cómo se iniciaron las ofertas a nivel privado de sistemas de seguridad?

–Estuve entre los primeros empresarios que empezamos a traer alarmas. Colocábamos dos por mes a principios de los años noventa. Para dimensionar la evolución, hoy se instalan 500 al mes, entre alarmas y cámaras de circuito cerrado.

–¿Cuándo se produjo un verdadero boom en la necesidad de contar con estos elementos?

–En los últimos diez años el crecimiento es constante, por dos cosas: por la inseguridad misma, y porque también se redujeron los precios, ya no resultan caros. Además, se venden en comodato e incluye la respuesta con presencia de patrullas, llegado el caso de un caso de robo en residencia o negocio.

–¿Qué elementos tienen mayor demanda?

–El circuito cerrado de TV (cámaras) se vende en proporción de 5 a 1 respecto de las alarmas (sensores en las puertas, accesos); también el GPS para vehículos, incluso los que vienen de Chile, ya que no resulta tanto gasto G. 100.000 al mes por este dispositivo, y vale la pena.

¿Cuáles son las principales causas de la delincuencia?

–En cuanto a los robos a vecinos, se nota mucho últimamente robos hasta de pertenencias de poco valor (ropas, planteras), perpetrados por adictos, quienes no buscan vender para obtener un dinero y comprarse equipos de sonido o celulares, sino estupefacientes. No es posible para sus familias financiarles con dinero para que adquieran la droga. Es importante conocer los círculos o anillos de seguridad, principalmente en las casas: muralla o reja alta, sistema de cerca eléctrica o elementos cortantes, puertas y ventanas con resistencia, un perro, cámaras o sistemas de alarmas, guardias y una comisión vecinal.

–¿En qué deben enfatizar las instituciones del Estado frente al flagelo?

–Los organismos estatales deben tener niveles mayores de oportunidad de trabajo, ya que la empleabilidad permite que los jóvenes no tengan que hacer otra cosa para ganar dinero o que queden ociosos, ya que eso lleva a buscar salidas alternativas no sanas. Los niveles de educación también están bajos, por lo que hay que insistir en este aspecto. El camino a la formalización también puede contribuir, ya que difícilmente al paraguayo le gusta cumplir con las leyes.

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