17 may. 2024

La Concertación

Con el marco simbólico de una fecha histórica, el Día de la Paz del Chaco, partidos y movimientos políticos de la oposición firmarán esta mañana el acuerdo de la Concertación Nacional del 2023.

El buque insignia de este proyecto es el PLRA, especialmente, Efraín Alegre, quien tiene el acompañamiento de varios partidos y movimientos políticos que ven en la unidad la única vía para derrotar a la ANR. El antecedente del 2008 es la prueba única e irrefutable y fue cuando Fernando Lugo quebró la larga hegemonía de la ANR gracias a una amplia alianza.

Sin embargo, el gran ausente de esta mañana será el luguismo, que postula a la senadora Esperanza Martínez a la presidencia de la República. Aunque la definición de apoyar o no la Concertación está a la vuelta de la esquina. Mañana, lunes, se reúne la mesa de presidentes del Frente Guasu y el Ñemongeta, que aglutina a los sectores sociales. Se alarga la decisión por la desconfianza que existe hacia el liderazgo de Efraín, que no logró aplacar la sangrienta interna liberal y tampoco tiene intenciones de hacerlo. “Hay demasiadas incertidumbres”, dicen. Pero hay más inclinación para sumarse a la Concertación. Solo están afilando el lápiz de los condicionamientos.

Tampoco estará en la firma del acuerdo el ex canciller Euclides Acevedo, quien ayer mostró músculos con una reunión con dirigentes sociales de San Pedro, encabezados por el polémico líder campesino Elvio Benítez. Aún es difícil saber hacia dónde finalmente irá, si se acoplará al proyecto común o intentará correr solo pretendiendo ser el salvavidas del oficialismo colorado. Una ilusión que probablemente se diluirá en la polarización ANR vs. oposición en abril del 2023.

Más allá de estas ausencias, la fuerza del acto de hoy está en otras figuras nuevas con arrastre como Soledad Núñez y la diputada Kattya González. Se suma Patria Querida, que hasta hoy no había formado parte de alianzas opositoras anteriores, Payo Cubas y otros sectores que añaden sus fuerzas al proyecto. Hasta el 27 de junio hay tiempo para la inscripción.

LOS PENDIENTES. La firma de la Concertación no es aún un epílogo feliz, aunque es un gran paso. La sensación de fortaleza depende también de la decisión que tome el Frente Guasu, que aportará no solo una visión más progresista, el halo victorioso del 2008, sino un voto cautivo estimado en 270 mil votantes, que obtuvo el ex obispo como cabeza de lista del Senado en el 2018. Otros que firmarán el acuerdo tampoco están muy convencidos. Kattya González dijo más de una vez que no es el camino más justo en términos electorales por el peso del padrón liberal y que la fórmula de elección es una trampa que Efraín y sus aliados pusieron a sus aliados.

Faltan decisiones más dolorosas aún y que podrían generar quiebres. La conformación de la chapa presidencial es otro tema espinoso. Todos miran a Efraín. ¿A quién elegirá como dupla? Y en este análisis entran las matemáticas, la sociología, las ciencias políticas y las finanzas. Pero especialmente, quién atraerá más votos a un candidato que se ha cerrado (para bien o para mal) en un discurso inflexible, polarizado al máximo. “Patria o mafia” resume su visión y en ese marco encajona a todos los que obedecen a Horacio Cartes, especialmente a sus correligionarios llanistas con quienes mantiene una guerra interminable e irreconciliable. En la Concertación hay quienes sostienen que Alegre se ha oxidado como candidato porque ha perdido dos elecciones presidenciales, aunque esta discusión parece haber sido superada por el peso de su liderazgo nacional y el control de su partido. Alegre, a fuerza de trabajo y tenacidad y una oposición interna que no le da tregua y le sigue boicoteando con dinero indecente, se siente con todo el derecho de seguir peleando su espacio.

En breve habrá definiciones. Kattya anunció que hay acercamiento con Soledad. Se vienen renunciamientos y reagrupamientos. Quizá un frente para disputar con mejores posibilidades la maquinaria liberal.

Otro punto de discordancia es la decisión del uso del padrón nacional en la interna de la Concertación que exige transparencia y equidad para juzgar los resultados. Además, abre un frente de conflicto con la ANR, que echará mano a la guerra judicial si huele su derrota en el 2023 y llevará al extremo de una crisis política sino se sale con las suyas.

VICTORIA MORAL. Más allá de los temas pendientes y litigios por resolver, la idea de la unidad opositora se impuso en el imaginario colectivo como la única fórmula para ganar en el 2023, lo que obligará a quienes aún no están convencidos a buscar los mecanismos para sumarse sin perder identidad y ser protagonistas activos en un gobierno de coalición. Además del acto protocolar de la firma, los opositores concertados necesitan hacer urgentes ajustes, empezando por capturar el debate y el escenario, hoy monopolizados por la interna colorada.

Sino son capaces de mostrar que tienen propuestas distintas, creativas, convincentes, de otro país más justo, menos mafioso, más equitativo y siguen liados en sus propias miserias y visiones mediocres, la ANR habrá ganado nuevamente porque tiene una formidable maquinaria electoral exitosa, a la que no hace mella el mismo gastado discurso ni su desastrosa gestión que ha puesto al país en los peores sitiales del mundo.

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