15 may. 2024

Kattya y Esmérita tuvieron un round aparte por los escraches ciudadanos

A los gritos. Esmérita acusó a González de los escraches.

A los gritos. Esmérita acusó a González de los escraches.

En momentos en que se estaban despidiendo unos visitantes de la sala de sesiones, la diputada liberal Esmérita Sánchez a los gritos le reclamó a su colega Kattya González sobre un escrache que sufrió en un restaurante unos días atrás, por haber votado por el retiro del juicio político al ministro de la Corte Suprema de Justicia, César Garay Zuccolillo.

González no esperó para responder y el round continuó una vez que inició la sesión ordinaria.

Sánchez manifestó que en la Cámara están cansados de su colega y aunque nadie se anima a decirlo ella lo iba a hacer.

Acusó a González de estar detrás de los escraches y que justamente Esther Roa, una de las principales promotoras de los escraches ciudadanos, estuvo esa mañana por la oficina de su colega.

“Hoy salí de mis cabales, porque esta señora (por Kattya) lo único que hace es atacarle todos los días a los demás y no tiene autoridad moral”, remarcó.

Sostuvo que González se cree la dueña de la verdad y “ñande kueraipáma (ya estamos cansados) de la forma que nos trata”, aseveró.

Posteriormente, dijo que Roa es una estafadora y que incluso tuvo una denuncia y orden de prisión en su momento.

A su turno, Kattya manifestó que no le van a cambiar su manera de hacer política y que ella no es mejor o peor que sus colegas “pero sí diferente”.

Mencionó que sus colegas mucho aún van a sufrir, porque tiene una línea de conducta a seguir y que no le harán cambiar con amenazas.

“Yo no manejo la ciudadanía; ¿qué poder tengo yo para dirigir al grupo de personas que, para algunos, de manera acertada y para otros desacertada, está abordando en los distintos puntos del país como una forma de expresar el hartazgo?”, puntualizó González.

Pidió a sus colegas a que si tienen algo en su contra, hagan las denuncias correspondientes en la Fiscalía.

Más contenido de esta sección
Demasiados episodios grotescos en una semana como para no dedicarles unas líneas.
Tras las impactantes revelaciones que se obtuvieron con la operación Dakovo, que logró exponer tan explícitamente los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas, sobrevino una situación por de más escandalosa: la implicación de altos militares en actividades criminales. Esta fue sin dudas una dolorosa comprobación del elevado nivel de infiltración del poder mafioso dentro de las instituciones del Estado paraguayo. Además de ser profundamente vergonzoso, esto implica un ataque a la democracia.
El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.
Los impactantes resultados de la operación Dakovo lograron exponer en forma explícita los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas. En nuestro país, logró la detención de más de una decena de personas involucradas en un esquema de tráfico internacional de armas y una nota gravísima, entre los detenidos están un militar de alto rango así como ex funcionarios de la Dimabel. Es muy preocupante la manera en que la mafia y el crimen organizado están socavando nuestra soberanía y nuestra democracia.
No fabricamos armas, pero las comercializamos en cantidad industrial. No producimos cocaína, pero el país es depósito, ruta y puerto de embarque de cantidades industriales que llegan a los principales mercados del mundo.
Eduardo Nakayama abandona el PLRA. Solo y apresuradamente, dicen. Quién sabe. Explica que no ve ninguna posibilidad de que su partido pueda desprenderse de la infiltración cartista. Desde adentro ya no hay nada que hacer, sostiene.