17 ene. 2025

Jorge Rubiani: Desde niño aprendió a trabajar, amar los libros y la historia

LECTURA. La exposición temprana a los libros llevó a Jorge Rubiani a interesarse por la arquitectura y la historia de nuestro país.

EXPERIENCIA. Sus años como arquitecto y político le enseñaron a persistir en la honestidad y en la defensa del deber y la ética.

Memorioso. Rubiani se afianzó en el estudio de la historia.

Jorge Rubiani vivió una infancia dura. “Éramos una familia en un hogar pobre, vivíamos el día a día, no éramos ignorantes de la situación en la que estábamos, entonces eso producía un sentimiento de tristeza y de responsabilidad”, explica en una entrevista con Última Hora en el interior de un taxi. Jorge se apresta a realizar un viaje.
“Al mismo tiempo –continúa– teníamos un sentimiento de responsabilidad por colaborar con el mantenimiento de la casa, y eso hizo que trabajáramos de ayudante de albañil, de mi padre, desde muy chicos”.

Jorge y sus hermanos llevaban la comida a la casa, además de mantenerla. Sus padres, sin embargo, le permitieron, a él y a los otros hijos, refugiarse en los libros. “Mis padres tenían esas inquietudes tal vez intelectuales, pero interrumpidas”, recuerda Rubiani.

“Porque mi papá salió del segundo curso de la Escuela de Comercio y mi mamá del segundo grado de la escuela primaria, pero con eso mi madre hablaba el castellano como si fuera una intelectual, y además leía perfectamente, dándole a la lectura el énfasis que correspondía a lo que se estaba relatando en ese momento”.

De dónde sacaba su madre los libros siempre fue un misterio para él. “Ella leía todas las noches hasta que mi papá se dormía”, cuenta mientras el taxi se sacude debido a los múltiples baches asuncenos. “Y la novela quedaba interrumpida para el siguiente día”.

No eran cualquier tipo de libros, opina. Tolstoi, Pérez Galdós y Alejandro Dumas ocupaban su casa, el tiempo de su madre y de él mismo. “Si no quedaron resabios de esos libros, quedó el hábito de la lectura en nuestra casa, y algunos aprovecharon seguramente mejor que otros”. En el caso de Rubiani, permaneció la curiosidad y la memoria de todo lo que la madre leía.

Una de las etapas que también permanecen en él es la experiencia conviviendo con la Revolución de 1947, cuando se enfrentaron dos bandos, los que buscaban derrocar al general Higinio Morínigo y quienes lo defendían.

“Estábamos a menos de 50 metros del Club Guaraní”, rememora, “y entonces mi papá hizo un gran pozo de unos tres metros de profundidad aproximadamente; ahí llenamos de frazadas, chapas para contenerlas, porque cuando caían los cañonazos vibraba la tierra, y la tierra caía dentro del pozo”.

La familia de Rubiani permaneció allí. Él tenía dos años y mantiene la memoria de pasarse el día “con bastante humor y filosofía”, soportando aquella situación que para sus padres era frecuente, atendiendo al clima sociopolítico que se vivía en la época.

Pese a las necesidades que se empezarían a vislumbrar y a sentir a diario, Jorge y sus hermanos no interrumpieron sus estudios. Todos, los seis hijos, culminaron sus carreras universitarias, algunos más que otros, aprovechando el regalo de los libros.

LAS VERDADES. Jorge es conocido por ser una persona frontal y honesta. “Yo siempre fui apegado a respetar lo que se me enseñaba”, dice, antes de pedir al taxista que se desvíe por una calle. “El apego a la verdad, a la responsabilidad, cosas así, y si uno puede sostener todo esto con su carácter, bien, pero no siempre va a ser apreciado por el resto de la sociedad”.

La frontalidad, la sinceridad, en la experiencia vital de Rubiani se consideran una provocación, un atrevimiento, una actitud violenta, incluso, sobre todo, para quienes no están acostumbrados a recibirla. “Siempre pensé que si se me inculcaban la sinceridad, entonces tenía que ser sincero y decir la verdad, especialmente frente a la gente con mayor poder. No ocultar la verdad según la situación, no escabullir la responsabilidad según el interlocutor, eso nunca funcionó para mí”.

Rubiani fue con esta actitud a un cuartel, en donde trató de cumplir las normas y ser un buen militar, aunque tampoco allí se apreciara esta actitud.

Más tarde ingresó a la Facultad de Arquitectura, empujado a desempeñarse en esta profesión, y entonces pensó que vivió un tipo de renacimiento; empezó a ver un mundo diferente a partir de la arquitectura. Esto le permitió usar su buena memoria para, por ejemplo, dibujar y salvar los exámenes.

“De lo poco que podía leer, porque trabajaba, recordaba. Y lo sabía en el momento en que se me preguntaba”, asegura, dándole una última indicación al taxista antes de culminar el viaje.

Su vida como profesional de la arquitectura, recuerda, no fue demasiado productiva en lo que respecta a beneficios económicos. Jorge opina que, de haber tenido una carrera más exitosa como arquitecto, tal vez no se hubiera desempeñado como concejal (desde 1991 a 1996), ni tampoco, más adelante, como director ejecutivo del Fondec (2001) o asesor del intendente Enrique Riera y director de Planeamiento Urbano (2003), entre otros cargos.

“Sufrí las mismas peripecias que como arquitecto, porque la franqueza, la sinceridad, el tratar de ser coherente con lo que postulamos me llevó inevitablemente a encontronazos, empezando con los de mi misma grey política, porque no se toleraba la competencia de nadie que se interpusiera en el camino de quienes estaban como signados al liderazgo, no admitían que nadie se interpusiera en esa carrera”.

Jorge tuvo una vida de trabajos diversos, como puede leer cualquier persona que desee atender su biografía. Además de sus trabajos relacionados con el gobierno, su interés por los libros, su curiosidad por la historia, lo llevaron a ser un reconocido historiador, una persona que es constantemente consultada acerca de los eventos que marcaron la vida del Paraguay a lo largo de su historia.

Autor de libros históricos y además conductor de programas radio y guionista de televisión, Rubiani opina que la vida de todas las personas, más o menos como la suya, debería estar “en una transición permanente”. “Y uno tiene que adecuarse al momento para saber en qué lugar tiene que pararse”, reflexiona tras bajar del taxi, a la espera del autobús que lo lleve de viaje. “Adecuarse –continúa–, pero sin claudicar bajo ningún punto de vista de sus convicciones, de su sentido de la ética, del deber, de la responsabilidad”.

A un mes de cumplir 80 años, Jorge sigue trabajando en los espacios que puede, compartiendo sus conocimientos históricos y culturales. Lamenta la “gran carencia de nuestra educación” que provoca que los paraguayos conozcamos muy poco de nuestra historia. Pero es por este y otros motivos que entiende que el presente debe vivirse haciendo lo correcto y dejando atrás todo lo que hacemos mal como sociedad.

Se despide a la busca de un cajero automático, reflexionando críticamente sobre el gobierno, sobre “los parlamentarios que no parlamentan” y los concejales que solo aprueban, pero no debaten. Quien lo escuche probablemente aprenda más que en las sesiones que hace la Junta.

Reflexionar, escribir y retratar la historia de Asunción y el Paraguay Jorge Rubiani ha escrito sobre la historia de Paraguay en numerosos libros. Asunción de los recuerdos (1984), libro escrito en colaboración con el historiador Hipólito Sánchez Quell, incluye imágenes antiguas de la ciudad acompañadas de crónicas. En 1998, Rubiani propone un recorrido por antiguos sitios de Asunción en Paraguaýpe. En 1999, publica Postales de la Asunción de antaño, primer volumen de una serie de artículos publicados en el Correo Semanal de Última Hora. Al año siguiente, publica el segundo volumen. En 2011 realiza un libro de grabados y fotografías que retratan los años anteriores y posteriores a la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). En uno de sus libros más recientes, Verdades y mentiras sobre la Guerra de la Triple Alianza, reeditado en 2015 por séptima vez, propone además respuestas y matices a los cuestionamientos que se hacen sobre dicho conflicto.
La historia es indispensable. Me parece una gran carencia de nuestra educación que los paraguayos conozcamos muy poco de nuestra historia.
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Lector constante. La lectura es fundamental para Rubiani.

La sinceridad se considera una provocación, un atrevimiento, una actitud violenta a veces, sobre todo para quienes no están acostumbrados a esto.
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Consulta. Jorge Rubiani es una persona que se destaca y es fuente de consultas por su conocimiento de la historia.

Rodrigo Villamayor

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Frontal. Jorge persiste en defender la ética y la honestidad.

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