03 nov. 2025

Familias fracturadas: Hijos de padres presos, un impacto invisible

Invisibles. Crecer tras las rejas o vivir alejado de los padres privados de libertad puede conllevar vulneración de muchos derechos o la afectación en su desarrollo. Experta habla de que estos son “invisibles” para el Estado, que los debe acompañar.

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Un total de 21 niños (hasta los 4 años) viven con sus madres en los diferentes penales de Paraguay, según el reporte del Ministerio de Justicia del 29 de agosto; sin embargo, hay una lista mucho más extensa de hijos que se quedaron a cargo de familiares, o incluso en hogares, mientras sus padres están privados de libertad.

La abogada Claudia Sanabria, comisionada del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP), señaló que los niños, niñas y adolescentes hijos de internos que quedaron afuera son “sujetos aún invisibles para el Estado”.

El MNP hizo un cálculo, con base en las 19.000 personas (hombres y mujeres) que están en el sistema penitenciario, y estimó que habría unos 38.000 niños, niñas y adolescentes afectados por la privación de libertad de uno de sus padres.

“Cuando se priva a la persona adulta de su libertad se olvida el impacto que genera en los niños, niñas y adolescentes que dependen de ellos, y, especialmente, su condición de sujetos titulares de derechos”, expresó la experta en Políticas Sociales de Infancia.

¿Cuál es el impacto?

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Claudia Sanabria, abogada, experta en tema de Niñez.

“La privación de libertad genera una ruptura familiar importante si no es acompañada, y si el Estado no genera condiciones para que el relacionamiento sea posible de manera frecuente”, dijo Sanabria.

Además, se afecta la vida del niño en todas sus dimensiones: social, económica, educativa, en la construcción de su identidad, en la discriminación y estigmatización que puede padecer, en la ausencia de un referente adulto, en lo emocional y psíquico.

La organización Defensa para Niños Internacional (DNI) había hecho un análisis a nivel global, concluyendo que “muchos de los efectos en los niños son similares a lo que sucede cuando los padres se divorcian o uno de ellos muere”.

Muchos son discriminados porque se enfrentan a una comunidad que piensa que “las familias de los presos pueden llegar a ser ‘contaminados’ por el delito”, y se les termina evitando.

En cuanto a los 21 niños que hoy pasan sus primeros años de vida en las cárceles junto a sus madres privadas de libertad, la situación concuerda con lo establecido en el Código de la Niñez, que dispone que todo menor de 5 años debe permanecer al cuidado de su madre.

Sin embargo, “esta norma requiere ser aplicada a la luz del principio del interés superior, a través del cual, quien juzga el caso debe analizar las mejores condiciones para el niño o la niña, mirando la singularidad de la situación”, analizó Sanabria.

Asimismo, la profesional explicó que durante todo el proceso el niño, niña o adolescente debe ser acompañado.

“Hoy no se trabaja el momento del egreso de ese niño (de la cárcel). ¿Qué pasa luego, adónde irá?”, se preguntó.

Por un lado, es preciso que si el niño que se queda con la madre mantenga vínculo con los demás miembros de su familia.

Además, la mejor opción para respetar el principio del interés superior del niño, la abogada explicó que al momento de juzgar a la madre “se apliquen medidas alternativas, conforme lo permite la legislación penal”.

Esta debe ser aplicada “de acuerdo con el marco normativo especializado en materia de niñez y adolescencia”.

  • Datos

  • 21 niños hasta los 4 años viven con sus madres en las penitenciarías del Paraguay.
  • 38.000 niños, niñas y adolescentes estarían afectados por la privación de libertad de uno de sus padres.
  • Art. 5 del Código de la Niñez dispone que el niño menor de 5 años debe estar al cuidado de la madre.

Las mujeres y el tema de las drogas

Otra cuestión es el uso abusivo de la prisión preventiva que genera efectos negativos, no solo para la persona privada de libertad, sino para todo su entorno más cercano.

La abogada Claudia Sanabria explicó que el MNP muestra su preocupación por el aumento de mujeres privadas de libertad por casos de drogas. “Estas son instrumentalizadas, pertenecen a contextos de extrema vulneración e integran el eslabón más bajo del crimen”, dijo.

Incluso, se recomendó dar vigencia a las normas que permiten la aplicación de medidas alternativas, lo cual posibilita responder al delito sin descuidar el contexto social de la mujer, niños, niñas y adolescentes.

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