La Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, integrada por los ministros Eugenio Jiménez Rolón, César Antonio Garay y Alberto Martínez Simón, ratificó la sentencia que condena a la clínica veterinaria denominada La Quinta SA, al pago de una indemnización por la muerte de un perro.
El 5 de enero de 2021, el Juzgado de Primera instancia en lo Civil y Comercial había decidido no hacer lugar a la demanda presentada por Juan Carlos Franco Klein y Claudia Patricia Vera Sosa, propietarios de la mascota.
Sin embargo, dicha resolución había sido recurrida y el 20 de setiembre de 2021, un Tribunal de Apelación revocó la sentencia anterior, por lo que se decidió hacer lugar a la demanda por indemnización por daño moral promovida por los afectados.
El Tribunal de Apelación encontró probado el hecho mediante varias pruebas, entre ellas un informe de necropsia realizada a la perra.
Se trata de Mia, un can de la raza cocker spaniel a la que sus dueños habían llevado el 1 de junio de 2012 a la veterinaria.
Según los dueños de la mascota, la llevaron para “una simple limpieza de sarros en los dientes y baño”; sin embargo, al día siguiente fueron informados de que su mascota había fallecido.
Según consta en la sentencia, los propietarios de la clínica confirmaron que el animal ingresó al quirófano en dicha fecha, para el procedimiento.
Mencionaron que a la mascota no le fueron extraídos los dientes, sino que se desprendieron de forma espontánea por el sarro. Este hecho derivó en una hemorragia, por lo que la perra fue monitoreada cada 30 minutos. A las 2:45 del 2 de junio se produjo el deceso del animal.
Siempre según consta en la resolución, la doctora Noelia Álvarez, profesional dependiente de la clínica, “explicó al dueño de Mia que la mascota tendría que ser medicada al menos una semana antes del procedimiento con antibióticos, el dueño no aceptó la recomendación, afirmando que la mascota gozaba de buena salud”.
El informe de necropsia conclusivo del médico veterinario Andrés Ávalos, y valorado por el Tribunal de Apelación, refiere que “la muerte del animal es atribuible a un cuadro de descompensación hemodinámica grave aguda como consecuencia de la severa hemorragia en la cavidad bucal. El contenido gastrointestinal de sangre semidigerida sería solo producto del sangrado en cavidad bucal”.
En otras palabras, la hemorragia se originó en la boca, y generó un cuadro de descompensación hemodinámica que llevó al fallecimiento del animal doméstico.