24 abr. 2024

Facturas

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Seppy cuestiona que no haya habido avances en materia de reforma sanitaria, educativa y agraria en aniversario de gobierno de Mario Abdo Benítez.

Foto: Archivo ÚH.

La falta de capacidad administrativa, escasa madurez emocional, nula empatía y una notable ausencia de liderazgo le están pasando la factura de forma más evidente al presidente de la República, que, si no tuviera como vice a Velázquez, hace tiempo le hubiera costado el cargo. A casi la mitad de su periodo, la acumulación de pendientes se vuelve cada vez más en pesada cruz para él y toda su administración.

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El entorno tampoco le ayuda y ya comienza a apostar a su fracaso. El modelo bitongo de administrar una cuestión compleja como el Estado se ha tornado en algo fastidioso de tolerar a la población que demuestra su hartazgo como puede. Se cae la estantería en todos los frentes y el Gobierno hace agua incluso en tiempos de sol y sin lluvia. Las obras públicas van camino a ser el caso de corrupción más grande en la historia del país, con un ministro absolutamente perdido ante el movimiento de bolas, donde lo que menos se puede ser es apático ni tolerante. El ir a ver obras y promoverse no alcanza, porque las cocinadas se hacen de manera previa en los estudios, proyectos, licitaciones y posteriormente en los nulos controles de fiscalizadores honestos.

En Salud Pública, la cuestión es todavía más evidente con el caso de Villarrica, donde el desprecio presidencial demostrado ante la necesidad de un abrumado y lloroso hermano de una víctima de Covid le llevó a cometer una boutade no digna de un ex alumno de Márketing en los EEUU. Fue a inaugurar un centro de insumos y tuvo que sacar dinero para comprar medicamentos, que fueron proveídos por el director del centro de salud local. Una síntesis en cascada de todo lo que no debe hacerse en función de gobernante, mientras tanto los proveedores no cobran sus acreencias y el ministro les culpa que no proveen lo solicitado.

En Educación, la situación siempre puede ser peor. A falta de imaginación, trabajo y esfuerzo, vamos a iniciar clases en un modelo híbrido que finalmente dependerá de Salud, al que se le cae la estantería mientras anuncia la llegada de las vacunas.

En Cancillería, el nuevo secretario recibió con bombos y platillos unos informes relevantes de una “comisión redactora irrelevante”, según lo afirmó uno de sus miembros que funge de asesor. Podemos revisar toda la estructura del Estado y veremos lo mismo. Los secretarios se quejan de que no se reúnen ni con el presidente ni con los titulares de otras carteras. Todos “andan por su cabeza”, mientras el presidente lee la Biblia sin enterarse de nada.

Se vienen tiempos complicados para la política, donde la traición será la moneda común. Como el modelo carece de norte y es movido por la imprevisión, los acuerdos no tienen ningún valor. Hoy pueden salvar a Villamayor y canjearlo por la fiscala Quiñónez, total el secretario general en cualquier momento será pillado en otra corrupción. Se viene una de todos contra todos. Fiscales contra jueces en el caso Alegre, sectores internos colorados entre sí, opositores blandiendo el hacha y campesinos exhibiendo palos y foisas. A la gente ya no se le pondrá contener con el miedo al Covid y eso es peligroso para todos. Hasta los brasileños han recordado esta semana el pasado del banco Basa y a Horacio Cartes. No sería de extrañar que la nueva administración Biden desentierre sus investigaciones en contra del ex presidente y pidan su extradición.

Las facturas se acumularon sin pagar ni consolidar. Llega el momento de cobrarlas políticamente y ahí no servirá de nada afirmar que de eso él “no sabe nada”. No habrá bolsillo ni espalda que aguanten los reclamos postergados.

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