Eugène Ionesco (1912-1994) es un dramaturgo francés de origen rumano. Es junto a Samuel Beckett uno de los máximos exponentes del teatro del absurdo, corriente que hace uso de hechos ilógicos para desnudar la irracionalidad del hombre y de sus acciones.
Acá van algunas de sus frases más célebres que pintan con una inteligente acidez desde el arte hasta el amor.
“Describe un círculo, después acarícialo y se convertirá en un círculo vicioso.”
“El arte es inútil, pero el hombre es incapaz de prescindir de lo inútil.”
“El hecho de ser habitados por una nostalgia incomprensible sería, al fin y al cabo, el indicio de que hay un más allá.”
“La libertad de la fantasía no es ninguna huida a la irrealidad; es creación y osadía.”
“Las ideologías nos separan, los sueños y la angustia nos unen.”
“Nadie es dueño de la multitud, aunque crea tenerla dominada.”
“Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura.”
“Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sirvan para algo, será para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya.”
“Sólo valen las palabras. El resto es charlatanería.”
“Una idea es verdad cuando aún no se ha impuesto.”
"¡Oh, palabras, cuántos crímenes se cometen en vuestro nombre!”
“Cada captación de la obra de arte es un sufrimiento, con ella debemos cuestionarlo todo; no sabemos ya ver... Es mirando con una atención intensa como podríamos encontrar de nuevo la frescura del asombro.”
“Muchas veces me ha dado vergüenza ser humano.”
“La libertad es incompatible con el amor. Un amante siempre es un esclavo.”
Esta última frase no lo dijo Ionesco, es un aporte mío: “Cuando no hay ideas propias que valgan la pena es mejor recurrir a las ajenas.”