La estructura, inaugurada hace apenas siete años, presenta un avanzado deterioro que obligó a desalojar completamente el edificio.
Ante la falta de una alternativa oficial, la comunidad educativa se trasladó a una ex fábrica, ubicada a unos 200 metros de la institución clausurada. Allí, se instalaron aulas separadas por mamparas precarias, en un ambiente ruidoso y poco adecuado para la enseñanza.
“Esta es la situación que vivimos todos en este momento, dando clases de esta forma, uno al lado del otro. En este lugar hay mucho barullo, se entiende poco. No es la manera más correcta de estar dando clases”, describió la evaluadora Adelaida Corrales en NPy.
Las condiciones en las que los docentes intentan continuar con el calendario escolar son críticas.
“Es muy difícil dar clases, primero porque no se escucha y los niños no nos entienden; tenemos que gritar el doble, el triple. Y además, el calor es desesperante. No hay ventiladores suficientes y la infraestructura no ayuda”, relató la profesora Hilda Barreto, encargada de Tercer Grado.
Agregó con preocupación que “los chicos no están aprendiendo lo suficientemente bien. Tercero es una base muy importante y creo que se están perdiendo este año”.
La falta de respuesta del Ministerio de Educación y de otras instituciones del Estado llevó a que padres y docentes organizaran colectas para colocar algunas mamparas y acondicionar mínimamente el espacio.
“Estas tres divisorias no son dinero del Estado, es el dinero que juntaron los profes y los padres de familia”, señalaron los docentes.
Actualmente, realizan nuevas colectas para mejorar las condiciones, mientras no llega una solución. “Ahora con el clima fresco, la situación es salvable, pero en días de calor no se puede estar porque los ventiladores no dan abasto”.
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Peligro
Siete años después de su inauguración, el edificio escolar del barrio modelo, inspirado en el papa Francisco tras su visita, quedó inutilizable, en condiciones inadecuadas para el aprendizaje.
Los chicos estuvieron expuestos a un grave riesgo de derrumbe, especialmente por el estado del techo. El cielorraso desprendido, cables del sistema eléctrico expuestos, además de goteras, humedad.
Los profesores instalaron sus oficinas a la entrada del colegio y dispusieron que los estudiantes recibieran clases virtuales, con el fin de evitar que acudieran al lugar y se expusieran al riesgo.