La pandemia hizo aflorar lo mejor, pero también lo peor del espíritu de las personas. En el Paraguay, logramos salir adelante a pesar del colapso de nuestro sistema de salud, mediante la extraordinaria solidaridad del pueblo paraguayo que organizó polladas, rifas y ollas populares cuando parecía que el Estado había abandonado a su gente. Pero la pandemia también mostró el oscuro rostro del ser humano, su ambición desmedida.
Cuando el coronavirus comenzó a golpear a nuestro débil sistema sanitario, hubo funcionarios del Gobierno, así como también comerciantes y empresarios que intentaron sacar provecho para aumentar sus ganancias. Cuatro años después de aquella desgracia que costó la vida y la salud de miles de paraguayos, la Justicia está aplazada por haber permitido la impunidad para quienes fueron responsables de aquellos actos de traición.
Hace apenas 24 horas, un Tribunal de Apelación anuló la acusación de la Fiscalía y ordenó el sobreseimiento definitivo de Édgar Melgarejo, ex titular de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), así como el de otras cinco personas acusadas por lesión de confianza en el caso conocido como “tapabocas de oro”. En un fallo dividido, los camaristas Cristóbal Sánchez, Gustavo Auadre y José Waldir Servín dispusieron la anulación de la acusación fiscal por falta de indagatoria previa y el sobreseimiento definitivo. Esta decisión también beneficia a Juan Carlos Turitich, Marcelo Ovelar, Luz Chamorro y Fernando Gallardo, también procesados en la causa.
Para el Ministerio Público hubo un daño patrimonial de G. 119.960.000 con la compra sobrefacturada de los tapabocas para funcionarios durante la pandemia. Según las investigaciones, Édgar Melgarejo, con la colaboración de Turitich, Ovelar, Chamorro Báez y Gallardo, habría llevado a cabo los procesos licitatorios para adjudicar la compra de las mascarillas de la empresa Global SA, representada por Toñánez y Vargas.
El ex titular de la Dinac había renunciado al cargo ante el escándalo de las presuntas sobrefacturaciones, pero el año pasado este ex funcionario del Estado fue declarado como significativamente corrupto por el Gobierno de los Estados Unidos.
La deuda por la pésima gestión de la Justicia incluye otras varias causas pendientes que deben ser juzgadas en juicio oral, entre ellas, dos de la Gobernación de Central y otros de la Intendencia de Ciudad del Este. En el caso conocido como detergentes de oro durante la administración del intendente asunceno Óscar Nenecho Rodríguez, nunca avanzó en la Fiscalía pues la causa abierta nunca progresó. El manto de impunidad recubre hoy estos hechos vergonzosos que sucedieron durante la pandemia que costó la vida de 19.688 paraguayos.
Resulta atroz pensar, por otra parte, en el hecho de que nos hemos convertido en una sociedad que ha llegado a normalizar las situaciones de corrupción y las prácticas ilegales, hasta el límite de que no condena ya la corrupción pública, y vuelve a votar a los mismos políticos que por décadas se han aprovechado de los recursos que eran para el pueblo y que incluso no ocultan su admiración ante las exhibiciones obscenas del narco y el crimen organizado. ¿Qué sociedad olvida lo que hicieron sus funcionarios y políticos durante la pandemia?, cuando estos no dudaron en obtener beneficios mientras miles de compatriotas morían en los pasillos de los hospitales.