Tras 10 años de búsqueda y varios embarazos fallidos, la llegada de Erin a la familia Bates, de Manchester (Inglaterra), fue considerada todo un milagro.
Erin nació con un problema cardiaco y se sometió a una operación a corazón abierto en diciembre del año pasado.
Los problemas no pararon y en enero de este año se infectó con el virus sincicial respiratorio (VSR), que derivó en bronquiolitis y neumonía. Asimismo, padeció de traqueomalacia y bronquiomalacia, por lo que debió ser conectada a un respirador.
Aunque superó la cirugía cardiaca con éxito, debido a problemas en la tráquea tuvo que volver al hospital en abril de este año, donde quedó internada.
Fue justamente en el Alder Hey Children’s Hospital, en Liverpool, Inglaterra, donde días más tarde contrajo el Covid-19, de acuerdo con sus padres.
“Estaba internada antes de contraer el virus, y creemos que, debido a que en un principio el distanciamiento social no era obligatorio, alguien trajo el virus al hospital y terminó infectándola”, comentó su padre, según el portal Clarín.
Wayne no ocultó su malestar con la gente que no toma en serio las medidas de protección y el distanciamiento social recomendados por los médicos.
“Me molesta que las personas aún no se tomen la enfermedad con seriedad. Cuando nos enteramos del coronavirus, nosotros comenzamos a tener cuidado, mucho antes de que se iniciara la cuarentena, ya que nuestra hija es susceptible”, agregó.
El personal de blanco y administrativo del Alder Hey Children’s Hospital despidieron entre aplausos a la pequeña Erin, quien ahora repondrá fuerzas en su hogar.