01 dic. 2025

En paz

Finalmente, el peor de los intendentes de Asunción presentó su renuncia al cargo al mismo momento que en conferencia de prensa afirmaba que renunciaba para que “todo continúe en paz”.

Extraña afirmación en clave mafiosa cuando todos esperaban que la Cámara de Diputados lo echara del cargo como lo hizo con Prieto unos días antes. Había una gran diferencia entre una y otra cosa. Si lo echaban debía convocarse a comicios y el Partido Colorado estaba seguro que perdía frente a Kattya Gonzalez, mientras que si renunciaba la putrefacta y cómplice Junta Municipal elegía entre los suyos el sustituto del intendente bailarín que danzó el último tango con la corrupción su compañera de todo su mandato en una conferencia de prensa a la que solo le faltó que llorara. No pudo, aunque lo intentó, pero el cinismo no lo permitió.
Lo hizo por imperio y mandato del poder real que no toleraría que se atrincherara y que los diputados tuvieran que sacarlo. La negociación habrá sido práctica y directa como los negocios de la mafia. “Renuncias ahora y te salvamos ante la Justicia o de lo contrario ya sabes lo que te espera”. Nenecho, quien podría lucir desquiciado y torpe en algunos videos, entendió con claridad la oferta y terminó por aceptarla. Se va con él una dura lección para los asuncenos que ya lo conocían por hechos de corrupción como “los desodorantes de oro” antes de que fuera electo por sobre Nakayama que ofrecía algo completamente diferente. El costo de sostener a un corrupto fue una ciudad convertida en un campo santo. Abandonada y sucia. Decadente y corrupta. Llenó de empleados contratados con el dinero de empréstitos que usó para sostenerlo en el cargo mientras crecían los intereses y ofrecía a los bancos propiedades de todos en la ribera del río a cambio de las acreencias. Pobre el que asuma la Intendencia. Deberá echar a los más de 3 mil hurreros que afirmó el interventor no tienen tarea ni función. Deberá convencer a los asuncenos a que tributen sin que se les robe lo que aporten y, por sobre todo, tendrá que decirles a sus mandantes que solo tienen para ellos: Sangre, sudor y lágrimas.

No se podrá salir del desastre de Asunción sin cirugía mayor y grandes sacrificios. Los opositores podrían haberlo hecho, pero no lo dejaron. El botín y las complicidades de la Junta Municipal, socia de Nenecho en muchas de sus acciones, no le podía permitir. Mueren o se salvan con él mientras buscarán esconder la basura bajo la alfombra o donde sea para que la agonía continúe. El poder central debe cargarse con el pasivo de uno de los suyos, aunque dirán como con Lalo Gomes que vino de otras carpas y que no lo asumen como suyo completamente. Su mujer senadora tendrá que inventar pretextos que busquen hacer olvidar la corrupción del marido ante la reprobación de los asuncenos. Nenecho mentó a Dios y al pobre padre Velazco como parapeto en su conferencia de prensa. No alcanzó ni puede alcanzar. Las evidencias del desastre están a la vista de todos que el propio interventor afín a su línea política ha tenido que admitir el desastre que pudo observar en dos meses de intervención. La diferencia entre Ciudad del Este y Asunción en términos de gestión no puede esconderse y es posible ver que lo de Prieto tuvo que ver sola y exclusivamente con la necesidad de balancear la corrupción de Nenecho.

Reconstruir Asunción es la gran tarea de todos. No solo de los asuncenos, sino de cada uno de los paraguayos que tienen con razón un vínculo emocional con su capital. Nenecho Rodríguez nunca pudo haber sido administrador de nada. Fue un payaso elegido para distraer y hacer llorar. Lo hizo como su esposa, Mario Ferreiro, el número 2 y otros que pasaron por la administración pública porque eran conocidos y abarataban la campaña. Lo que nos deja es la paz de la corrupción, aquella que lenta, pero constantemente nos acogota sin darnos cuenta. Renunció para que esa paz continúe cuando lo que requerimos es que los ciudadanos convocados ante el Cabildo como los comuneros hagan parir una nueva ciudad, un nuevo país y, por fin, una anhelada Justicia.

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