Vanessa Rodríguez
MISIONES
Los hermanos Vega Alvarenga, propietarios de la finca Filo Hortic, están cosechando lo que plantaron en noviembre pasado, a partir de semillas traídas de Cuba. Es la primera vez que incursionan con la grosella que se instala como rubro alternativo para la temporada de frío. Incluso, ya tienen planeado elaborar mermeladas de grosella y paquetes de los pétalos secos del fruto para la venta.
La siembra de este cultivo surge producto de una investigación hecha por los productores con el apoyo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción (FCA-UNA), con el fin de instaurar un rubro alternativo a los habituales para generar más ingresos.
Consiguieron semilla de tres variedades de grosella. Siete meses después, los resultados saltan a la vista: El fruto se adapta bien al clima local y no requiere de mucho cuidado; lo que la ubica como una opción alternativa de renta sin demasiado esfuerzo para el productor, en palabras de Óscar Vega Alvarenga, uno de los horticultores.
“Plantamos en total 100 plantas. Mirando rápidamente vemos la diferencia en colores y tamaños y hay una variedad en el país que no está registrada que la conocemos como criolla. En esta parcela investigativa no le pusimos fertilizante; ni le hicimos mucho tratamiento para ver su reacción. Es una planta muy noble que se adapta perfectamente” comparte.
Óscar –graduado como ingeniero agrónomo en la FCA-UNA– comenta que es fundamental en este tiempo combinar la academia con el trabajo para obtener ganancias en la producción.
El productor enumera las bondades de la grosella a partir de los pétalos de las brácteas (frutos) y suscribe que tiene un sabor único para los afectos a los sabores agridulces; además de que cuenta con sus propiedades curativas.
“Este rubro tiene muchas propiedades medicinales para controlar la diabetes, colesterol, es antioxidantes, bajar de peso”, repasa.
Además, se usa –dice– es una excelente candidata para hacer mermelada agridulce, licor, té, licuados, agua de Jamaica, arreglos florales, etc.
“Nosotros tenemos la idea de desarrollar y promocionar este producto en Paraguay porque no se cultiva a nivel comercial solo en forma ornamental y medicinal en el jardín”, expone al anticipar que producirán mermeladas de 140 gramos que tendrá un costo de entre G 5.000 a G. 6.000.
Lo venderán en su finca, instalada en Santa Rosa Misiones, como parte de la promoción de este fruto. En efecto, su familia tiene su propia marca de mermeladas denominada “Abuela Lili”, con al que ya comercializan mermelada de tomate y –por eso– “la idea es ir sumando más productos como la mermelada de grosella, mermelada de calabaza entre otros”, refiere.
El ingeniero señala que, inclusive, la semilla de la grosella, también, puede tostarse como para hacer un polvo, para ser usada como café o harina, una práctica extendida principalmente en México y Cuba.
