28 mar. 2024

El yugo interno

Manifestación frente al congreso - fernando calistro

Manifestación frente al congreso - fernando calistro

Las palabras patria e independencia cobran interés superlativo en el mes de mayo porque hace 210 años unos valientes paraguayos concretaban la hazaña de romper las cadenas del yugo español. Paraguay, con el grito de libertad, dejaba de ser colonia para convertirse en un país soberano.

Además del acontecimiento histórico, libró dos cruentas guerras internacionales, la Triple Alianza (1864/1870), que casi aniquiló la nación; y la del Chaco (1932/1935), las más sangrientas en la América de los siglos XIX y XX, que marcaron a fuego la identidad nacional.

A más de dos siglos de aquel histórico acontecimiento, el mayor peligro para el país no es la amenaza externa, sino la colonización perversa del Estado controlado y manipulado por una casta privilegiada que convierte en súbditos a la mayoría de los habitantes.

No hace falta ninguna encuesta para saber que hoy la mayor amenaza para los ciudadanos comunes es la corrupción que mata de distintas formas, amén de la indisoluble alianza entre políticos, empresarios contratistas del Estado y burócratas corruptos, hermanada con la impunidad (ausencia de castigo), por culpa de la cobardía y complicidad del Ministerio Público y el Poder Judicial.

Antes de la pandemia del coronavirus, el país ya llevaba décadas sobreviviendo a la epidemia de la corrupción y la impunidad.

Pero la crisis sanitaria descorrió violentamente el velo para mostrar en forma descarnada que la arquitectura institucional tiene gangrena.

Y como el Estado no se concibió para servir, proteger, promover a la mayoría, sino a sus privilegiados dueños, empezó a hacer agua por todas partes. Por ello, cada plan que se ejecutó en forma urgente para paliar la crisis económica y social, se encontró con cientos de obstáculos.

La maquinaria estatal está herrumbrada por su poco uso como servicio público.

EN TODO. Los actos de corrupción están en todos los lugares posibles. Se roba el futuro con una educación de pésima calidad; la muerte acecha ante la precariedad de la salud pública; el riesgo de un desastroso transporte público convertido hoy en el agente más peligroso del contagio del coronavirus, rutas y puentes que cuestan cien veces más para satisfacer la voracidad público-privada; campesinos e indígenas despojados de sus tierras; fiscales y jueces que blindan a ladrones del dinero público; policías que aprietan al débil y dejan pasar el narcotráfico, y así una larga lista de injusticias. El ciudadano común, el que no tiene la protección política, ni el amigo juez, ni un cargo estatal, está acechado por un sistema que lo acorrala y acogota. Que hasta cuando huye de la situación económica del país buscando mejores condiciones económicas vistiendo la dolorosa piel del migrante, es víctima de narcofuncionarios que le cargan cocaína a su valija.

El ciudadano común, ese que integra la enorme legión de desheredados económicos y desprotegidos civiles, no se salva ni cuando deja su patria.

TRANSPARENCIA. En medio de la pandemia de la corrupción y la impunidad, el Gobierno está dando estos días un triste espectáculo a contramano de la transparencia. Como no pudo evitar la ley que obliga a destinar a Salud los fondos sociales de Itaipú y Yacyretá, decidió seguir la política del secretismo reglamentando sin aclarar los montos disponibles para combatir la pandemia.

Paralelamente se da otro frente de batalla en el mismo escenario: la resolución del Senado de solicitar a la Contraloría que realice una auditoría financiera y de gestión sobre el uso de los recursos en concepto de responsabilidad social empresarial, socioambiental y cualquier otro fondo social, que fueron ejecutados por las entidades binacionales entre el 15 de agosto de 2018 hasta el 2021.

Un tema que genera rispidez política y controversia institucional, porque Itaipú y Yacyretá se siguen considerando un Estado dentro del Estado paraguayo, inmunes a todo control. Más temprano que tarde se sabrán los datos.

Pese a los obstáculos, la transparencia irá iluminando lentamente los oscuros manejos del Estado y especialmente de las binacionales.

¿Por qué el presidente Mario Abdo Benítez sigue blindando la información cuando no es ninguna novedad el histórico despilfarro de los fondos sociales de Itaipú y Yacyretá, gracias a la escandalosa discrecionalidad de los directores? La liberación de la información solo confirmará las sospechas.

Patria e independencia hoy se defienden dentro del territorio nacional y los enemigos están en sus mismas entrañas enarbolando la misma bandera.

Son la corrupción, la impunidad, la falta de transparencia, las castas privilegiadas cuyos poderes traspasan las instituciones y reducen al mínimo al Estado para maximizar sus dividendos.

Es el yugo interno que hay que romper para lograr la segunda independencia.

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