En el 2024, la misma consultora había realizado otra encuesta sobre las principales causas de estrés en los paraguayos y un 51% respondió que su trabajo era un disparador de estrés, otro 10% acusó a la falta de dinero y otro 5% la falta de empleo, en pocas palabras, la precariedad con la que se vive en el trabajo, con salarios insuficientes que no permiten cubrir las necesidades básicas y que no compensan la responsabilidad del puesto, la carga laboral, la falta de seguridad social y la constante inestabilidad en los puestos de trabajo nos enferma.
Pedirle a una familia que se mantenga con un salario de G. 2.798.309 no es que genera estrés solamente; es inhumano. Nadie puede vivir dignamente con un sueldo tan miserable, es condenarle a una familia a que no pueda tener planes a largo plazo, que los hijos no puedan ir a la escuela, que no tenga ahorros, no les da la posibilidad que ni siquiera puedan enfermarse. Esto sin mencionar que no tenemos ni un solo servicio básico eficiente y gratuito, no hay salud, ni educación, ni agua, ni electricidad, ni transporte digno y que funcione todo el año para esta pobre ciudadanía que sale de sol a sol a trabajar para tener una remuneración que no le alcanza ni para comer un guiso todos los días.
El Gobierno y los empresarios no pueden seguir mirando a un costado porque les puede costar un estallido social que paralice sus más preciados bienes: su economía, sus anheladas inversiones del exterior, su crecimiento económico que, por cierto, nunca alcanza, imagínense vivir con USD 350 al mes .No se puede seguir diciendo que por falta de profesionalización el salario mínimo no puede subir cuando la educación en todas sus etapas es carísima y se tiene un alto nivel de deserción tanto escolar como universitaria, cuando las propias empresas no dan siquiera tiempo para que sus empleados estudien, cuando no se facilita en los municipios el acceso a programas de tecnicaturas. Es demasiado cómodo decir que el trabajador de oficio no tiene un título universitario y, por eso, no puede ganar más, salvo pocas excepciones.
Lo triste es que el Gobierno centra sus energías en leyes para mipymes para que se formalicen y puedan contratar a trabajadores por menos del salario mínimo. Muy probablemente y no digo que sea en todos los casos, la mayoría como los pancheros, los lomiteros, y otros decidan emprender porque como empleado no ganaba nada, porque no le queda de otra. Es una realidad agobiante.