28 abr. 2024

El problema es con Albania

Mentiras que matan, ese es el título en español de una hilarante comedia filmada unos meses después de que el entonces presidente estadounidense

Bill Clinton se viera envuelto en un escándalo que incluía el uso inapropiado del Salón Oval con una pulposa pasante de la Casa Blanca. Rememorarla puede ser de utilidad considerando determinados sucesos locales recientes que parecen seguir el mismo guion, aunque sus consecuencias reales disten mucho de provocar la risa.

En la ficción, a solo semanas de las presidenciales, el mandatario norteamericano había sido acusado de protagonizar una situación parecida a la de Clinton. Su administración convocó a una rueda de prensa para intentar desmentir la versión. En la ronda de preguntas, un periodista recibe información confidencial sobre la presunta desaparición de un avión. Consulta y el vocero presidencial se niega a hacer comentarios al respecto. Otro colega quiere saber si es cierto que se habían roto relaciones con un país de la península balcánica y tampoco obtiene respuesta. El silencio oficial no hace más que disparar la psicosis.

Comienza así una farsa rocambolesca que mantendrá a la opinión pública entretenida con una guerra ficticia con Albania, en tanto el poder político reacomoda sus piezas para las elecciones. Tras bambalinas, un productor de cine y un experto en comunicación de masas van construyendo la trama. Dustin Hoffman y Robert de Niro en estado de gracia. Una delicia cinematográfica.

La versión criolla es algo más burda. Los actores son de palo o exageradamente histriónicos, aunque hay que reconocer que la guerra de ficción es bastante más ambiciosa; una facción del Partido Colorado enfrentando una conspiración transnacional que busca destruir la vida, la familia y los valores de la paraguayidad. El arma fatídica es una donación de la Unión Europea para la educación.

La comedia está servida. Un diputado atribuyó las bases filosóficas de la conspiración a Michel Foucault, de quien dijo además que inspiró al régimen despótico de Stalin, asesino de millones de seres humanos. Un caso curioso de influencia prenatal, ya que el francés nació cuatro años después de que el dictador soviético alcanzara el poder.

Otros legisladores explicaron que la donación contempla condiciones que destruirían la soberanía cultural paraguaya. Son representantes de departamentos en los que se habla mayoritariamente en portugués, se comercia en reales y se escucha casi exclusivamente música brasileña. Se sumaron otros cuyos hijos son fanáticos del k-pop coreano, las inentendibles letras del rapero Bad Bunny o adictos de TikTok. Por supuesto, no faltó el discurso moralista de algún empresario de la timba, condenado por el uso clandestino de tragamonedas y con el sueldo embargado por deudas.

Tanto derroche argumental tenía por único fin justificar una ley que pretende anular un convenio internacional, el de la peligrosa donación europea. Lo curioso es que el propio presidente electo, Santiago Peña, quien asumirá el martes, puede conversar con los diplomáticos europeos y agregar al acuerdo alguna cláusula placebo que exorcice los fantasmas. Y punto. Todo el zafarrancho es absolutamente innecesario.

El problema es que con eso muere el debate, y con él se nos acaba la guerra de ficción... y la opinión pública puede poner su atención en otras situaciones de ocurrencia reciente. Como la revelación de las gallinas mutantes del diputado Orlando Arévalo, sufridas aves de corral que para justificar la declaración jurada del amo ponen un huevo cada cinco minutos. O como la del senador Hernán Rivas, quien doblegó las leyes del espacio-tiempo completando la carrera de Derecho merced a la asistencia diaria a clases en una universidad ubicada a nueve horas de viaje de su casa.

Ambos integran el tribunal que juzgará las actuaciones de jueces y fiscales que tienen hoy a su cargo la investigación sobre supuestos hechos de lavado de dinero, narcotráfico, lesión de confianza y otras lindezas atribuidas a miembros de su partido y movimiento.

De paso, el presidente saliente y el electo se disputan un lugar en el consejo que debe seleccionar las ternas de jueces y fiscales, cuando el país se prepara para reemplazar a casi un cuarto de todos los magistrados de la República que se jubilarán en los próximos tres años.

Pero claro, el problema es con Albania.

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