16 nov. 2025

El problema de la inflación (III)

Siguiendo el ejemplo del profesor Murray Rothbard, imaginemos a un ciudadano cualquiera –llamémoslo Juan– quien va a dormir una noche y al despertarse descubre que su ángel de la guarda le ha dejado debajo de la almohada, una bolsa con 10 millones de guaraníes. La pregunta es, ¿es Juan más rico ahora? Naturalmente, Juan, con sus nuevos billetes irá al supermercado a procurarse víveres, al Shopping a comprarse ropa, saldrá a comer a algún restaurante, etc., etc. Se puede concluir que Juan –al tener a su disposición mayor cantidad de dinero para procurarse bienes– es ahora más rico.

Recalcemos incidentalmente que el nivel general de precios está siempre acomodado a la relación entre la cantidad de bienes disponible en la sociedad y el volumen del dinero, y el aumento de la demanda de un bien provoca el aumento de su precio. Por consiguiente, el actuar de Juan provoca naturalmente –y en una proporción ínfima– la suba de los precios de aquellos bienes que ha adquirido.

Ahora imaginemos que todos los ciudadanos reciben el mismo regalo de sus ángeles guardianes al mismo tiempo. La pregunta es ahora, ¿son todos –al igual que Juan– también más ricos? La respuesta pareciera ser que sí. Pero si analizamos la cuestión más profundamente, veremos que existen complicaciones, y esto nos lleva a la esencia del problema inflacionario.

Todos los ciudadanos que recibieron el regalo de dinero extra harán lo mismo que Juan. Con el nuevo efectivo quemándole en las manos, saldrán al mercado a adquirir nuevos bienes. Su actuar provocará, al igual que el actuar de Juan, la suba de los precios de todas aquellas mercaderías demandadas.

Si todos los precios de todas las mercaderías subieran inmediatamente y en una misma proporción a la demanda extra de los nuevos poseedores de dinero, entonces no habría ningún problema. Los precios se acomodarían inmediatamente a la relación entre la cantidad de bienes disponibles en la sociedad y el volumen dinerario, y nadie se perjudicaría.

Pero la realidad del proceso es diferente. El proceso de suba de precios es lento, lleva su tiempo. ¿Qué ocurre entonces? Ocurre que todos aquellos que van al mercado antes de la suba de precios, compran a los precios originales y se benefician del dinero extra que tienen en su poder –se vuelven más ricos como Juan–. Todos aquellos que van al mercado con posterioridad a la suba de precios, al tener que pagar las mercaderías a los precios nuevos (elevados), se vuelven más pobres.

Pongamos ahora al Estado en el lugar del “ángel de la guarda” y habremos resuelto el problema claramente. El Estado fabrica dinero fraudulentamente y comienza a gastarlo. ¿Quiénes reciben estos nuevos billetes falsificados por el Gobierno? Naturalmente todos aquellos de su entorno. Funcionarios públicos, empresarios con contratos con el Estado y sus familiares, proveedores etc., etc. Estos privilegiados irán al mercado con el dinero extra y se beneficiarán con los precios originales. Toda la mayoría no relacionada con el Estado –a saber, gran parte de los empresarios y productores, trabajadores, asalariados y todos aquellos con rentas fijas (jubilados, por ejemplo) irán al mercado a comprar luego de que los precios hayan subido y se hayan acomodado al nuevo volumen dinerario.

Podemos ver, pues que la inflación es finalmente un gran proceso de redistribución ilegítima de bienes provocada por la emisión monetaria fraudulenta. Una minoría privilegiada se vuelve rica a costa de la gran mayoría productora. La inflación naturalmente provoca muchos otros perjuicios a la sociedad. Carcome el valor adquisitivo de la moneda, imposibilita el correcto cómputo económico, descapitaliza la nación, penaliza el ahorro y fomenta el malgasto, provoca la distorsión de los datos económicos que finalmente provocarán los temidos ciclos económicos de auge y depresión y, finalmente, cuando la inflación se vuelve hiperinflación, colapsa todo el sistema monetario. Es el elemento destruccionista más poderoso de la economía.

El proceso inflacionario es, naturalmente, más complejo. Aquí hemos esbozado los rudimentos básicos. La influencia de la banca fraccionaria crea asimismo mecanismos de expansión monetaria que afectan el volumen dinerario y, por tanto, inciden en este proceso. Sin embargo, no pueden ser posible sin la habilitación y el sustento del Estado a través de la banca central. Todos estos temas serán analizados en sucesivas entregas, y para todos los lectores que deseen ahondar en el estudio de la inflación recomendamos las obras del profesor Mises: Teoría del dinero y el crédito , y las obras del profesor Rothbard: El misterio de la banca y ¿Qué ha hecho el Estado con nuestro dinero? , extraordinarios análisis libertarios sobre los temas dinerarios.

Quisimos en esta serie describir la naturaleza de la inflación y por sobre todo demostrar que este fenómeno no es aleatorio ni inevitable. La inflación es el resultado directo del actuar fraudulento del Estado. Es el resultado de la falsificación de la moneda.

LA ESTAFA MÁS GRANDE DE LA HUMANIDAD.

La inflación es un gran proceso de redistribución ilegítima de bienes provocada por la emisión monetaria fraudulenta.

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