Leung explicó que escribirá al Gobierno central después de que Lam Wing-kee asegurara la semana pasada que fue secuestrado por una unidad de agentes chinos cuando se encontraba de visita en la ciudad de Shenzhen y que fue retenido ocho meses, completamente incomunicado, informa hoy la Radiotelevisión hongkonesa (RTHK).
Lam aseguró que le forzaron a firmar un documento en el que rechazaba contratar a un abogado o llamar a sus familiares, y que también le obligaron a grabar una falsa confesión para emitirla en televisión en la que aseguraba que había pasado libros prohibidos a China.
El jefe del Ejecutivo hongkonés, que volvió hoy de unas vacaciones de nueve días, indicó también que se revisará el mecanismo actual por el que las autoridades del continente deben notificar a las hongkonesas sobre la detención de sus residentes en otras partes del país.
Si es necesario, Leung dijo que mandará a funcionarios de su Gobierno a seguir el caso desde el continente.
Lam fue liberado bajo la promesa de que volvería a entregar a las autoridades chinas un disco duro con información sobre los clientes de su librería, Causeway Bay. Si bien decidió no responder a esta exigencia reveló en una rueda de prensa las condiciones a las que había estado sometido durante estos meses de confinamiento, provocando la indignación de la sociedad hongkonesa.
El jefe del Ejecutivo explicó que la policía de la isla ha contactado con el librero y afirmó que garantizarían su seguridad, mientras Lam ha rechazado pedir asilo político en otros países, señaló por su parte el legislador hongkonés Albert Ho.
Lam y otros cuatro libreros ligados a la librería Causeway Bay y la editorial Mighty Current desaparecieron entre octubre y diciembre del año pasado y reaparecieron bajo custodia en China.
Cuatro de ellos fueron liberados, si bien Gui Minhai, que tiene también pasaporte sueco, sigue en manos de las autoridades después de que desapareciera en Tailandia.
En una entrevista con el diario South China Morning Post, el librero “rebelde”, el único que ha decidido contar lo ocurrido, aseguró que las autoridades chinas planean condenar a Gui entre septiembre y diciembre de este año, y dejar “sin ningún castigo” al resto.
Al parecer, el foco de las autoridades chinas son los libros en los que la editorial de Gui se había especializado, con sórdidos detalles de la vida privada de los líderes, incluido el presidente Xi Jinping, del que se estaba preparando un relato sobre sus amantes, según expertos consultados por Efe.
La publicación de estos libros es legal en Hong Kong, región que cuenta con mayores libertades, si bien ahora se ha puesto en entredicho esos derechos, como liberta de prensa o un sistema judicial independiente.
