Con el paso del tiempo, la ciudadanía va teniendo menos presente el hecho de que en el Paraguay seguimos teniendo a tres compatriotas secuestrados. Uno de ellos es el secuestro más largo de nuestra historia, un espantoso récord que los últimos gobiernos no han logrado suprimir, los otros llevan nueve y cinco años, respectivamente. Lamentablemente, parece ser que las instituciones del Estado, las autoridades y los funcionarios se han olvidado por completo de Edelio Morínigo Florenciano, Félix Urbieta y Óscar Denis, y eso es inaceptable.
Pocas dudas caben de que la democracia sigue en deuda con los secuestrados y con sus familias. Edelio Morínigo fue secuestrado el 5 de julio de 2014 y ya cumple once años cautivo; Félix Urbieta fue secuestrado el 2 de octubre de 2016, está cautivo desde hace nueve años, y Óscar Denis, secuestrado el 9 de setiembre de 2020, lleva cinco años en cautividad. Ellos tres no solamente permanecen secuestrados, sino además han sido olvidados por el propio Estado paraguayo, y sus familias deben enfrentar solas el tormento.
Hace apenas unos días se cumplió otro aniversario del secuestro del ganadero Félix Urbieta, secuestrado por el grupo criminal Ejército de Mariscal López (EML), escindido del grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Entre la indiferencia de autoridades y funcionarios y la falta de información, su familia guarda las esperanzas de hallarlo.
“Es un momento muy difícil para la familia, y la falta de información exacta sobre su paradero y la incertidumbre de no saber dónde está, es como la muerte en vida” describió recientemente Liliana Urbieta, hija de don Félix.
El ganadero había sido secuestrado en 2016 de su estancia Dos Hermanas, ubicada en la compañía Belén Cué, Horqueta, en Concepción. El grupo criminal había enviado a los familiares en total siete cartas y cinco videos como pruebas de vida, y según sus hijas, la familia había acordado con los captores el pago del dinero exigido por rescate, pero una de las personas que le habían prometido colaborar no cumplió, por lo que no se pudo realizar el pago en la fecha y hora acordadas.
El 9 de setiembre se cumplieron cinco años del cautiverio del ex vicepresidente de la República Óscar Denis, secuestrado en 2020, cuando circulaba por un camino interno de su estancia Tranquerita, ubicada en Yby Yaú, Concepción.
Hace un par de meses, Beatriz Denis, hija de Óscar Denis, secuestrado por el EPP, había cuestionado la postura del presidente Santiago Peña, quien en su informe al Congreso Nacional no hizo mención alguna sobre los ciudadanos paraguayos que continúan secuestrados. “Una vez más, el tema de la seguridad y los secuestros fue ignorado. El presidente habló de libertad, pero ¿cómo puede haber libertad en un país donde hay tres personas secuestradas sin que se sepa nada de ellas?”, expresó.
La hija de Denis también recordó a los otros dos secuestrados y afirmó: “Con su silencio, el Gobierno demuestra que no tiene interés real en dar una solución”.
El suboficial Edelio Morínigo Florenciano fue secuestrado hace 11 años por el Ejército del Pueblo Paraguayo, en una zona boscosa de la estancia Macchi Cué, ubicada en Arroyito, Departamento de Concepción. Su secuestro, tristemente, constituye el más extenso en la historia. Su madre Obdulia lucha hace más de una década para obtener información sobre el paradero de su hijo, y ha admitido a la prensa que prácticamente perdió la esperanza de recuperar a su hijo, debido a la inacción e indolencia de las autoridades.
Para el Paraguay es inaceptable que en plena democracia tres personas permanezcan secuestradas, para este hecho no hay justificación alguna, por lo cual seguirá siendo una deuda gigantesca del Estado con las víctimas de los grupos criminales, y también es una deuda con las desconsoladas familias.
No existen justificativos para el abandono a los secuestrados, particularmente porque sucesivos gobiernos han destinado millones de dólares para sostener la Fuerza de Tarea Conjunta en la zona Norte del país, sin haber logrado resultados. Mientras, los grupos armados no solo mantienen secuestradas a tres personas y a sus familias, sino también a todo un país.