En enero de este año, Pedro Jara, más conocido como don Ta’ito, y la elefanta Maia se separaron luego de haber compartido sus días por 42 años. La persona que la cuidó y vio crecer tuvo que dejarla luego de sufrir un Accidente Cerebro Vascular (ACV).
Debido a su condición de salud, don Ta’ito no pudo volver, pero nunca perdió las esperanzas de verla otra vez. Fue así como, casi un año después, el pasado jueves se dio un encuentro que quedó impregnado en una fotografía.
Tan solo felicidad, amor y fidelidad pudieron reflejarse en la reacción de Maia al ver ingresar a su entrañable amigo. Su cuidador de años, en su silla de ruedas, se acercó hasta donde pudo, la elefanta asiática lo recibió y no pudo evitar emocionarse.
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El veterinario de la Fundación Maris Llorens y del zoológico del Jardín Botánico, Diego Ayala, comentó a Última Hora que Maia sufre de una artritis debido a su avanzada edad, que la limita bastante en sus movimientos y velocidad.
“Nos dejó con la boca abierta. Con toda la dificultad que tiene para moverse fue hasta donde estaba don Ta’ito, le extendió la trompa y se orinó de la emoción. Esa es su muestra máxima de felicidad”, contó el médico.
La ejemplar, que este año cumplió 49 años, sobrepasó la expectativa de vida para un animal de su especie y actualmente lucha con las complicaciones de la enfermedad articular que padece.
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El pasado lunes inició un tratamiento especial, debido al cuadro inflamatorio avanzado que presentó en los últimos días. Los dolores son tratados mediante un medicamento de preparación magistral.
“Maia recibe una dosis de meloxicam y omeprazol cada 24 horas. Su tratamiento es por 15 días y, afortunadamente, está evolucionando favorablemente”, refirió el profesional.
A su estado se suma el cuadro de sobrepeso. El animal pesa actualmente 4,5 toneladas y debe bajar al menos 800 kilos mediante una dieta especial.
Además de la medicación, la dosis de cariño que recibió de don Ta’ito sumó a que se muestre favorable al tratamiento.
La amistad de Maia y don Ta’ito data del año 1977. El paso del tiempo, la paciencia y la pasión al cuidado se encargó de establecer una conexión única que persiste a pesar de los años.