El embajador de los Estados Unidos ante el Paraguay, Marc Ostfield, exhorta a no resignarse a la existencia de la corrupción e impunidad, irremediablemente vinculadas entre sí, “como parte de un estado inalterable de las cosas en el que no podemos incidir”. En un comunicado publicado ayer bajo el título de “La impunidad puede y debe ser combatida”, a propósito del Día Internacional contra la Corrupción que se conmemoró el 9 de diciembre, el diplomático advierte que eso es precisamente lo que los corruptos esperan que suceda. “Son ellos los que se benefician, cuando una sociedad, desgastada, se siente impotente ante un desafío que parece imposible y renuncia a los espacios de participación que por derecho le corresponden”, resalta.
En la reflexión enfatiza que si hay corrupción, es porque existe impunidad, y esta atenta directamente contra los intereses de todos y cada uno de los ciudadanos. Explica que el dinero malversado, es dinero que luego falta en las obras de infraestructura vial, en los hospitales, en las escuelas públicas y en la inversión en seguridad ciudadana. “La impunidad puede y debe ser combatida. Desde donde nos toque estar y en la medida de las posibilidades de cada uno, debemos tomar acción contra la impunidad”, anima.
Agrega que para que la gente confíe en que en su país rige un Estado de derecho, es esencial que los actores corruptos rindan cuentas dentro de los sistemas del país. “Cuando los notoriamente corruptos evaden la rendición de cuentas sobre el uso de fondos públicos, están afectando de manera profunda la confianza que las personas depositaron en ellos para zanjar las desigualdades sociales y económicas”. Estas mismas personas, al ver que a los poderosos no se les castiga, sienten temor de denunciar nuevos casos de corrupción o siquiera mencionar públicamente a los corruptos, por miedo a represalias. Por culpa de la impunidad, la ciudadanía deja de creer en los gobernantes y en el mismo sistema democrático, advierte. Cita a propósito el Informe de la Corporación Latinobarómetro 2023, que indica que apenas el 40% de los paraguayos apoya la democracia, mientras el 54% favorece el autoritarismo o le es indiferente.
El embajador afirma que la impunidad en las instituciones públicas crea un escenario óptimo para un escenario óptimo y un ambiente seguro para que criminales transnacionales, quienes se sienten intocables, dirijan –desde la clandestinidad o a la vista de todos– organizaciones de tráfico de drogas, armas y personas. “Además, la corrupción y la impunidad son los mayores obstáculos para la inversión, especialmente la inversión extranjera, tan necesaria para la generación de fuentes de empleo”.
Ostfield reconoce, como señales alentadoras por parte del gobierno del Paraguay, los esfuerzos contra la corrupción, como la promulgación de diversas leyes que posibilitaron la creación de la Jurisdicción Especializada en Delitos Económicos y Crimen Organizado; la Ley que Previene y Sanciona el Conflicto de Intereses en la Función Pública; y la Ley que crea el Registro Administrativo de Personas y Estructuras Jurídicas. También el esfuerzo del gobierno de Santiago Peña por crear una estrategia anticorrupción que incluya a todas las ramas del poder público. Estas medidas no serán suficientes si no se aborda también el problema de la impunidad, insiste y recuerda que diversos índices mundiales recientes sitúan a Paraguay entre los más bajos de Sudamérica, en las mediciones de corrupción, Estado de derecho y crimen organizado. Dice que su país continuará denunciando la corrupción y la impunidad de alto nivel.
Diversos índices mundiales sitúan a Paraguay entre los más bajos en mediciones de corrupción, estado de derecho y crimen organizado.
Por culpa de la impunidad, la ciudadanía deja de creer en los gobernantes y en el mismo sistema democrático. Marc Ostfield, embajador de los EEUU.