La idea, apenas inicial y sin muchos detalles, suscitó rápidamente reacciones contrarias y confusiones en Paraguay, ya que se llegó incluso a referencias a una moneda única y en otros casos al remanido adjetivo de “bolivariano”. En algunos casos utilizaron como sinónimos moneda común y moneda única, instrumentos totalmente diferentes.
Por otro lado, las manifestaciones públicas de los proponentes ni siquiera plantearon como parte de una negociación conjunta, sino solamente bilateral y con la posibilidad de invitación a otros países.
En principio, el objetivo es diseñar un instrumento que permita profundizar los vínculos comerciales entre ambos países y reducir los riesgos que genera la dependencia del dólar. Eventualmente, si avanza de manera positiva la experiencia, podría ampliarse hacia el Mercosur y el resto de la región latinoamericana. La propuesta es desafiante teniendo en cuenta el tamaño de las economías de ambos países y la complejidad de sus estructuras económicas incluyendo la dimensión monetaria.
Algunos analistas incluso citaron como ejemplo al Euro de la Unión Europea; sin embargo, ese ejemplo está muy lejos de asimilarse a la idea preliminar planteada en la reunión de Celac. El Euro se planteó como una moneda única y su proceso tardó 35 años. En todo caso podría ser útil el análisis de sus puntos positivos, pero también de los negativos, ya que dicha experiencia no está exenta de problemas.
El planteamiento argentino-brasilero no busca sustituir las monedas nacionales y ni siquiera un uso generalizado, sino facilitar las transacciones comerciales.
No hay mucha información al respecto, aunque en algunos espacios se señaló la posibilidad de crear un fondo de reserva y un sistema de compensación de pagos. Por ahora esto significaría que la moneda no estará en circulación.
El mismo ministro de Economía argentino señaló que no hay que crear expectativas y que los respectivos equipos económicos deben analizar los requisitos para que las políticas monetarias converjan, así como el papel de los bancos centrales y el impacto en el sector privado.
Cualquiera sea la forma que tome el instrumento, no será precisamente una novedad, ya que existen experiencias vigentes, perimidas, algunas con experiencias positivas y otras fracasadas de algunos de los mecanismos que formarán eventualmente parte del mismo.
Ya existen mecanismos de compensación, así como instrumentos que funcionan como moneda de cuenta o reserva que a su vez constituyen ejemplos de definición de valor. Uno de los más antiguos es el de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional vinculado a las cotizaciones de una canasta de monedas regionales. La iniciativa tampoco es exclusiva del Cono Sur. África hace años viene discutiendo una propuesta de moneda no corriente.
Paraguay debe estar expectante ante el desafío de una moneda común entre los dos países que son sus principales socios comerciales y suman la economía más grande de la región. Si se inicia su concreción puede ayudar a la tan necesaria coordinación de políticas macroeconómicas en los dos países involucrados.
Nuestro país, al tener una economía pequeña y muy abierta, cuyos socios comerciales son justamente estos dos países, debe observar de cerca la evolución de este instrumento. Negarse a una iniciativa de otros países solo aumentará nuestra vulnerabilidad ya que no nos habremos preparado a tiempo.
Cualquier decisión que tomen, nos guste o no nos guste, tendrá efectos en nuestra economía.