Es muy probable que el Producto Interno Bruto del Paraguay crezca alrededor de 5,3 por ciento en el 2025. El incremento más elevado de la última década. Simplemente espectacular. No obstante, en la población paraguaya las percepciones positivas bajan del 60 por ciento del 9/2023, cuando asumió el actual gobierno, sobre la situación personal y la del hogar, a julio 2025, a apenas el 47 y 50 por ciento, respectivamente, conforme al Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que administra el BCP. Lo más relevante es la pregunta cuán positiva le ve a la vida económica del país. También cae de alrededor del 60 por ciento de positividad –apenas asumido Peña, setiembre 2023– a julio del 2025, a sólo el 38 por ciento, de los paraguayos que creen en un porvenir venturoso.
Preocupado por estas inconsistencias, me hice tres preguntas existenciales y un apotegma contundente, que ya les anticipo: La heladera está vacía. El principal problema no es el riesgo ONG y de que nuestros hijos se vuelvan LGBT. No se coman el amague. El problema es el estómago de la gente. Y, como le dijeron a Milei, hay que decirle a Peña: Usted es el economista, “vamos a estar mejor” era la consigna. Lo único rescatable es su confesión de julio del 2025 cuando dijo a la prensa que “la gente ya no compra carne”, lo que lo convirtió definitivamente en el presidente de la heladera vacía.
Las preguntas son las siguientes: ¿Por qué el crecimiento del PIB no tiene efecto derrame, y no le llega a la gente? ¿Por qué la pobreza paró en su descenso desde el 2014? ¿Por qué el paraguayo gana poco, y por qué lo poco que gana pierde su poder de compra? Si tuviéramos las respuestas a todo lo anterior, entenderíamos entonces por qué la heladera está vacía. He venido estudiando varias vertientes en términos de causas raíz y propuestas de solución a las tres interrogantes presentadas más arriba. A partir de esto vengo diseñando un plan, y puedo decir: Yo tengo un Proyecto de Desarrollo Humano para el Paraguay 2028. Todos los demás solo tienen Proyectos de Poder.
NO HAY EFECTO DERRAME
Para la primera pregunta, por qué no hay efecto derrame, repito un estudio de Rodrigo Ibarrola sobre el “Crecimiento sin mejoras”, que aparece en la revista 86 de mayo y junio del 2025 de Cadep.
En primer lugar, la desigualdad. El crecimiento de los ingresos del 10% más rico, por ejemplo, fue del 35% en el 2022, mientras que el crecimiento de los ingresos del 10% más pobre fue de apenas 1,7% en ese mismo año. Este tipo de fenómeno se observa porque el 20% más rico acapara el 51% de los ingresos. El 20% más pobre, acapara solo el 4,9%. Cuando crecen los ingresos porque crece el PIB, la mayor parte de lo que crecen los ingresos cae en ese 20% más rico que tiene el 51% de los ingresos, y no en el resto que apenas sobrevive con 4,9 puntos porcentuales del total de ingresos.
La teoría clásica ya nos advertía, dice Ibarrola, que hay ingresos del capital e ingresos del trabajo. Los primeros se concentran alrededor de esos del 20 por ciento más ricos que se llevan la parte del león, 51 por ciento, y los segundos se disuelven entre los que conforman el 80 por ciento que se llevan sólo el 49 por ciento del total de los ingresos, donde apenas 4,9 por ciento de estos se lleva el 20 por ciento más empobrecido.
Conforme a propuestas del FMI, se debe implementar una serie de políticas distributivas para mitigar la desigualdad, basadas en una nueva estructura impositiva menos regresiva, más progresiva, que cobre más impuestos al que gana más y menos impuestos al que gana menos. Y de esta forma, subir la presión tributaria para aumentar los gastos en salud y educación, para mejorar la productividad del capital humano. Según el FMI, ya se están agotando los esfuerzos de eficiencia para recaudar lo que se evade. Se debe pasar a tocar la estructura de impuestos, le han dicho al Gobierno, que se hace el ñembotavy.
En segundo lugar, la teoría neoclásica habla precisamente de que los ingresos dependen de la productividad de la economía. En este sentido, como la amplia mayoría del capital humano del Paraguay, sin salud ni educación, tiene una baja productividad, la mayor parte de lo que crecen el PIB y los ingresos consecuentes, se acumula en aquellos sectores de la economía de mayor productividad, entre ellos la banca digitalizada, las telecomunicaciones y otros donde la agricultura de precisión es fundamental. Estos tres sectores están automatizados, e incluso desemplean.
En tercer lugar, la mayor parte del crecimiento de la economía se da en sectores de escasa elasticidad empleo-producto, con un severo desacople entre productividad e ingresos marginales del capital humano.
LA POBREZA DETIENE SU DESCENSO
Para responder a la pregunta sobre las causas raíz de la detención de la disminución de la pobreza, el documento más representativo, que también habla de la ausencia del efecto derrame, a pesar del crecimiento de la economía paraguaya, es el del Banco Mundial de octubre del 2024 sobre Evaluación de la Pobreza y Equidad en el Paraguay. Aquí se subraya el descenso de la pobreza que se detuvo a partir del 2014. Y se habla de los factores, en forma de cuatro barreras, que limitan la capacidad del Paraguay de acelerar la disminución de la pobreza que, según el BM, son los siguientes: Niveles limitados del capital humano, bajo acceso y escasa creación de empleos de calidad, pobre impacto del sistema fiscal en la reducción de la pobreza y alta exposición a choques climáticos.
Desde el 2003 al 2013, en diez años, la pobreza cayó 23,4 puntos porcentuales. En contraste, entre el 2013 y el 2022, la pobreza cayó solo 2,5 puntos porcentuales. La reducción de la pobreza se desaceleró en forma extraordinaria. Además de lo estructural detallado en los cuatro puntos de arriba, la pobreza deja de bajar por la coyuntura desfavorable que modera el crecimiento económico desde el 2013 al 2022, versus la década anterior, ralentizando la creación de empleos con estancamiento de los ingresos laborales reales. Veamos los temas estructurales.
NIVELES DEL CAPITAL HUMANO
Paraguay tiene una población todavía joven, acervo demográfico, que no se convierte en bono porque las brechas deficitarias en salud y educación aparecen muy temprano en la vida de las personas. Grandes déficits en la calidad del capital humano.
El país se encuentra entre los peores en rendimiento en matemáticas, comprensión lectora y ciencias. La salud está en un abandono total. El IPS cubre apenas al 32 por ciento de la población en zonas urbanas y al 14 por ciento de la población en zonas rurales. El gasto de bolsillo es cerca del 50 por ciento. La carga de enfermedades no transmisibles, por ejemplo, problemas cardiovasculares, subió del 61 por ciento del año 2000 al 75 por ciento de los decesos en el 2019. Paraguay es un país mortal, pero, con investment grade.
ACCESO Y CREACIÓN DE EMPLEOS DE CALIDAD
A pesar de que aumentó la proporción de empleos formales, esta evolución quedó frenada por limitaciones en la generación de empleos y por restricciones en el acceso a lo que se crea, para determinados segmentos de la población, los empobrecidos. La tasa de formalidad es de alrededor del 63 por ciento. Paraguay ocupa el penúltimo lugar en el Índice de Calidad del Empleo en América Latina y el Caribe.
En mi plan propongo una transformación estructural de la economía, con calidad institucional, mitigando la corrupción en los organismos de control del Estado paraguayo, disminuir la alta prevalencia de pymes informales, y acelerar la formalización laboral. Es claro que habrá incentivos para el empresario: Programa Empleos a la vista e Impuestos a Plazo. Esperen.
IMPACTO DEL SISTEMA FISCAL EN LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA
El sistema fiscal no influye de manera contundente en la disminución de la pobreza. Existen tres factores principales:
La baja recaudación tributaria. Solución del plan: mejorar la recaudación, combatiendo eficientemente la evasión. Menos corrupción en el Estado. Cero impunidades, mostrando a los peces gordos capturados en un acuario transparente. El castigo de lo público, en público.
La alta dependencia de impuestos indirectos. Regresividad. Solución: Aumentar las tasas de impuestos directos, además, disminuyendo el gasto fiscal que debe ser bien calculado.
La ineficiencia del gasto público. Despido decidido de los planilleros, en público, para que sea ejemplificador. Comenzando con los nepos, hijos de altos funcionarios del Estado. Combatir radicalmente la corrupción y el planillerismo. Cortes en gastos superfluos. Menos impunidad. Sistema de inteligencia con IA, sigiloso, dependiente del Poder Ejecutivo, para detectar y castigar, incluso con el despido deshonroso, a los funcionarios que sobrefacturan, que piden coimas, etc.
La ineficiencia a la que hace mención el Banco Mundial incluye fugas de las transferencias sociales hacia los quintiles de ingresos más altos, así como malgastos en los procesos de adquisiciones. Léase: Clientelismo político y robos, sobrefacturaciones más coimas en las UOCs del Estado paraguayo. Brutal.
En el 2021 el sistema tributario y de transferencias logró reducir la desigualdad en 2,4 puntos porcentuales del coeficiente Gini, por medio de transferencias directas. Hoy mismo tenemos a casi 2 millones de ciudadanos paraguayos atendidos por este modelo. Adultos mayores tiene a un poco más de 300 mil en el programa, Tekoporã a alrededor de 600 mil y Hambre Cero, en las escuelas, asiste a 1 millón. Son casi 2 millones en total.
Pero, la capacidad redistributiva del sistema fiscal se ve limitada por la baja recaudación, no hay suficiente plata para la gran cantidad, creciente, que acompaña el crecimiento del PIB, de vulnerables que necesitan, y porque la seguridad social como proporción del PIB es una de las más bajas de Latam, con altísima dependencia de impuestos indirectos, que tienden a ser regresivos. Adicionalmente, las ineficiencias en el gasto público, léase robos y coimas, donde la mayoría es “sobreseída”, reducen los recursos disponibles para inversiones sociales y en infraestructura, cruciales para el desarrollo.
EXPOSICIÓN A CHOQUES CLIMÁTICOS
Los hogares vulnerables, gente empobrecida, sin cloaca, redes precarias de energía, con un enorme déficit habitacional cuantitativo y cualitativo del país, están muy expuestos a los efectos del cambio climático. Están los efectos de corto plazo y los de largo plazo que aparecieron para quedarse. Los últimos afectan significativamente los ingresos y los niveles de pobreza en el Paraguay. Inundaciones y calor extremo representan amenazas para la reducción de la pobreza. El 25 por ciento de la población enfrenta la doble exposición a inundaciones fluviales como pluviales. El 40 por ciento de la población, con hogares precarios, etcétera, está expuesto a calor extremo. Esto quiere decir que un cuarto de la población puede caer en la pobreza o volverse más pobre aún por problemas de aguas, inundaciones. Y el 40 por ciento de la población por calor extremo.
CONCLUSIÓN
Finalmente, en la próxima semana voy a responder ¿Por qué el paraguayo gana poco, y por qué lo poco que gana pierde poder de compra? Si tuviéramos las respuestas a todo lo anterior, entenderíamos entonces por qué a pesar de que la economía crece, la heladera está vacía. Saludos cordiales.